jueves, 12 de diciembre de 2024

Justicia Social: Una Nueva Fuerza Política en la República Dominicana

 

Julio Cesar Valentín y el Profesor. Marcos Marte

Justicia Social: Una Nueva Fuerza Política en la República Dominicana

Con la celebración de su Asamblea Constitutiva, el partido Justicia Social (JS) dio un paso trascendental en su aspiración de convertirse en una fuerza política influyente en la República Dominicana. La nueva organización política, liderada por Julio César Valentín, se presenta como un movimiento comprometido con los valores de la equidad, la inclusión, la sostenibilidad y el progreso social.

          

Durante su discurso inaugural, Valentín resaltó la importancia de este paso para fortalecer el sistema democrático y ampliar el espectro político del país. «Este partido, que hoy se constituye gracias al esfuerzo de todas y todos los aquí presentes, promoverá acciones e iniciativas para aumentar la inversión en más protección social y propugnar porque el gasto público garantice el disfrute pleno de los derechos sociales y fundamentales, como el acceso a la salud, la seguridad, la educación, la vivienda y el empleo de calidad para todos y todas», enfatizó. 

Un compromiso con los sectores vulnerables

Justicia Social declaró su intención de priorizar los intereses de los sectores más desfavorecidos, alejándose de los intereses de las élites económicas y sociales. En este sentido, Valentín afirmó que el partido buscará la defensa y ampliación de los derechos fundamentales, con especial atención a los sectores populares que enfrentan pobreza extrema, exclusión y marginalidad.

El evento también marcó la aprobación de los estatutos y la declaración de principios del partido. Además, se llevó a cabo la juramentación de su presidente, el secretario general y la dirección nacional, quienes trabajarán junto a los miembros del partido para consolidar esta nueva organización política.

Principios y valores progresistas

En su declaración de principios, Justicia Social reafirmó su compromiso con causas nacionales y globales. Estos incluyen la defensa de la independencia y soberanía nacional, la cooperación multilateral, la preservación del medio ambiente, y el fomento de un progreso económico, social y político justo, equitativo y solidario. Además, destacaron su apoyo a la inclusión, la no discriminación, la integración regional y otras causas justas.

Inspirados en los ideales de Juan Pablo Duarte y el prócer dominicano Juan Bosch, Justicia Social se define como un partido progresista, popular, democrático, patriótico, ecologista y feminista. Este enfoque ha atraído a numerosos ciudadanos que ven en esta nueva organización una alternativa para transformar el panorama político dominicano.

Hacia un futuro inclusivo

El proceso para lograr el reconocimiento de Justicia Social como partido político formal se inició el 23 de noviembre de 2022. Desde entonces, la organización ha crecido de manera constante, sumando nuevos integrantes que comparten su visión progresista y su compromiso con el cambio social.

Con la obtención de su personalidad jurídica, Justicia Social se posiciona como una nueva opción política en la República Dominicana, lista para enfrentar los desafíos y trabajar por una sociedad más equitativa e inclusiva.

martes, 26 de noviembre de 2024

La Consolidación del Término "Dominicano" en Documentos Históricos

 



Por. Marcos Marte 

La Consolidación del Término "Dominicano" en Documentos Históricos

A medida que avanzó el siglo XVIII, el uso del término "dominicano" se volvió cada vez más común en documentos oficiales y religiosos. En 1738, en un novenario impreso para implorar la protección de la Virgen María, se mencionaba a los isleños como "dominicanos". Este fue el primer impreso que utilizó el gentilicio en el país, y su propósito era espiritual, destinado a unificar y consolar a la población de la época.

Otra mención importante del término ocurrió en 1763, cuando el criollo Luis José Peguero, uno de los fundadores de Baní, publicó Historia de la conquista de la isla Española de Santo Domingo. En este texto se hacía una referencia explícita a los “valientes dominicanos”, reafirmando la identidad criolla en un contexto de valentía y orgullo por su tierra. Igualmente, en 1785, el escritor Antonio Sánchez Valverde utilizó el gentilicio en su libro Idea del valor de la isla Española. En esta obra se relataba cómo los "dominicanos instruidos" destacaban en sus actividades, cimentando aún más el término.

 

El Siglo XIX y el Fortalecimiento del Gentilicio

Con la llegada del siglo XIX, el uso del término "dominicano" ya estaba ampliamente extendido y consolidado en la sociedad isleña. En 1814, el primer libro impreso en Santo Domingo, Es lógica de Andrés López de Medrano, incluyó una dedicatoria a la "juventud dominicana". Este es otro ejemplo de cómo el gentilicio se utilizaba con un sentido de pertenencia y nacionalismo que trascendía a los documentos formales.

En 1821, el Dr. José Núñez de Cáceres proclamó la independencia del pueblo dominicano en su Declaratoria de Independencia, separándose de España y creando el Estado Independiente de Haití Español. Esta fue la primera vez que el término "pueblo dominicano" se utilizó en un contexto de emancipación, buscando autonomía política y soberanía. La declaratoria incluía la frase "no más humillación, no más sometimiento al capricho y veleidad del gabinete de Madrid", reflejando la aspiración del pueblo dominicano a ser libre.

Juan Pablo Duarte y el Orgullo de Ser Dominicano

El Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, es una figura central en la historia del gentilicio. En 1829, cuando apenas tenía 16 años, un episodio significativo marcaría su compromiso con la independencia. Al viajar hacia Estados Unidos a bordo del bergantín George Washington, Duarte fue cuestionado por el capitán, quien le preguntó si no sentía vergüenza de ser "haitiano". Duarte respondió con orgullo: "Yo soy dominicano". Esta frase se considera la primera vez que Duarte manifestó públicamente su identidad nacional, una declaración de principios que definiría su vida y obra.

En 1834, otro futuro líder independentista, José María Serra, expresó su descontento con el régimen haitiano al difundir panfletos firmados como "el dominicano español". Cuatro años más tarde, en 1838, Duarte fundó la sociedad secreta La Trinitaria, cuyo objetivo era establecer una república libre e independiente, que denominarían República Dominicana. Duarte no inventó el nombre; simplemente dio forma a una república que ya tenía un pueblo definido y un nombre consolidado.

La Primera Constitución Dominicana y la Oficialización del Gentilicio

Finalmente, en 1844, la independencia de la República Dominicana se formalizó en el primer artículo de su Constitución, en el que se declaraba: "Los dominicanos se constituyen en nación libre, independiente y soberana". Este documento oficializó el término "dominicano" como el gentilicio nacional, otorgándole un carácter legal y definitivo.

Conclusión: Una Identidad Forjada a Través de los Siglos

La evolución del gentilicio "dominicano" refleja el crecimiento de un sentido de identidad, que fue surgiendo a medida que los habitantes de la isla se reconocían como un grupo unido y diferenciado. Desde los primeros documentos en 1621 hasta la independencia en 1844, el término "dominicano" pasó de ser una simple designación para convertirse en un símbolo de orgullo y resistencia, que representa la valentía y el deseo de autonomía de un pueblo.

 

 

Artículo: Los Primeros Habitantes de Nuestra Isla: Un Descubrimiento que Reescribe la Historia

 

Artículo: Los Primeros Habitantes de Nuestra Isla: Un Descubrimiento que Reescribe la Historia

Por: Marcos Marte 

Un descubrimiento reciente en el Monumento Natural Cabo, en Samaná, ha cambiado nuestra comprensión sobre el origen de los primeros habitantes de nuestra isla. Durante mucho tiempo, se pensó que estos pobladores llegaron desde Sudamérica; sin embargo, investigaciones recientes apuntan a que el punto de partida fue el sur de Belice, en Centroamérica. Este hallazgo, sustentado en análisis de ADN y restos humanos de 5500 años de antigüedad, revela nuevas conexiones con los mayas y reescribe la historia de los primeros asentamientos en las Antillas.

 

Un Nuevo Origen: De Centroamérica a las Antillas

Los restos encontrados en Samaná son los más antiguos de las Antillas, datando de hace 5500 años. El análisis de ADN realizado a estos vestigios sugiere que los primeros habitantes compartían ancestros comunes con los mayas, lo que demuestra una conexión inesperada entre Centroamérica y el Caribe. Este descubrimiento desafía la teoría previamente aceptada de que llegaron desde Sudamérica y ofrece nuevas perspectivas sobre los movimientos migratorios en la región.

 

El Viaje: Una Muestra de Avance Cultural

¿Qué motivó a estos antiguos habitantes a cruzar el mar desde el sur de Belice? Según los estudios, no se trató de personas desesperadas que llegaron por accidente, sino de grupos altamente organizados y con conocimientos avanzados. Utilizaron grandes canoas y emprendieron un viaje cuidadosamente planeado, lo que evidencia su nivel cultural, tecnológico y de organización. Este dato refuerza la idea de que estos primeros pobladores eran navegantes experimentados, capaces de explorar y adaptarse a nuevas tierras.

Nuestra Isla: Un Paraíso Descubierto hace 5500 Años

Cuando estos antiguos navegantes llegaron, encontraron en nuestra isla un verdadero paraíso. Las características del lugar debieron parecerles excepcionales:

Ausencia de animales venenosos, que ofrecía seguridad.

Temperaturas moderadas, que facilitaban la vida diaria.

Tierra fértil y agua abundante, ideales para asentamientos permanentes.

Estas condiciones hicieron de nuestra isla un lugar perfecto para establecerse y prosperar. El descubrimiento en Samaná refuerza la idea de que nuestra tierra ha sido un refugio privilegiado desde tiempos inmemoriales.

Este descubrimiento no solo nos lleva a replantear la historia de los primeros habitantes de nuestra isla, sino que también nos invita a admirar su valentía, inteligencia y capacidad organizativa. Hace 5500 años, nuestra isla ya era vista como un paraíso, un lugar donde podían empezar una nueva vida. Hoy, estos hallazgos nos conectan con ese pasado remoto y nos recuerdan la importancia de preservar nuestra historia y cultura para las futuras generaciones.

sábado, 9 de noviembre de 2024

Josefa Antonia Pérez de la Paz: La Mujer que albergó el Sueño de Independencia

 


Por. Marcos Marte 

Josefa Antonia Pérez de la Paz: La Mujer que albergó el Sueño de Independencia

Josefa Antonia Pérez de la Paz, más conocida como Doña Chipita, fue una figura fundamental en el camino hacia la independencia de la República Dominicana, aunque su nombre es poco conocido en la historia. Doña Chipita fue una mujer de gran valentía, cuya casa fue escenario de un momento decisivo para la libertad dominicana. En su hogar, el 16 de julio de 1838, se llevó a cabo una reunión que daría origen a La Trinitaria, la sociedad secreta fundada por Juan Pablo Duarte para luchar por la independencia.

La Casa en la Calle del Arquillo

En la calle del Arquillo, hoy llamada Arzobispo Nouel, frente a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen en Santo Domingo, la residencia de Doña Chipita se convirtió en el refugio de los ideales de libertad. Era un 16 de julio de 1838, a las 11 de la mañana, cuando nueve hombres se reunieron en su casa, liderados por el patriota Juan Pablo Duarte. Ahí, en un ambiente de discreción y profundo compromiso, nació La Trinitaria, la organización patriótica que lucharía por la separación del yugo haitiano y la creación de una nación independiente.

Un Acto de Valentía y Discreción

Doña Chipita no solo brindó su casa para aquel encuentro, sino que también encarnó los valores de valentía y discreción que caracterizaron a los trinitarios. Estos valores eran fundamentales, ya que en ese momento cualquier actividad separatista estaba bajo la amenaza de la represión. Ella les ofreció a estos hombres el espacio necesario para conspirar y soñar con una patria libre, consciente de los riesgos que esto implicaba. Su disposición a ayudar refleja su profundo amor por la causa y su fe en los ideales de Duarte y sus compañeros.

Vida y Familia

Doña Chipita era hija de un ganadero polaco y madre de 12 hijos. Su esposo, Antonio Piel, y ella formaban parte de la sociedad dominicana en un momento en que el país buscaba definir su identidad y luchar por su soberanía. Su hogar, testigo de aquel encuentro histórico, se mantiene en la memoria colectiva, y una lápida en el lugar actual conmemora el acontecimiento que allí tuvo lugar.

Legado y Reconocimiento Tardío

A pesar de su contribución fundamental, la figura de Doña Chipita ha sido relegada en la historia nacional. Murió en 1855, apenas once años después de la independencia dominicana y diecisiete años después de aquel decisivo 16 de julio. Su vida y su participación en el proceso de independencia representan la entrega y el sacrificio de muchas mujeres que, desde las sombras, ayudaron a construir lo que hoy es la República Dominicana.

Hoy, en Santo Domingo, una placa recuerda el acto heroico que se gestó en su casa, donde se sembraron las semillas de la independencia. La historia de Doña Chipita es un recordatorio de que la independencia no fue obra de un solo hombre o un grupo pequeño, sino que fue el resultado de una colaboración comunitaria, de la unión de quienes creían en la libertad y estaban dispuestos a arriesgarlo todo por su patria.

 

 

 

Juan Rodríguez: El Primer Inmigrante en Nueva York Fue Dominicano.

 

                                       
Por. Marcos Marte 

Juan Rodríguez: El Primer Inmigrante en Nueva York Fue Dominicano.

Pocos conocen la historia de Juan Rodríguez, un hombre de origen dominicano que fue el primer inmigrante registrado en Nueva York. En un tiempo en el que la ciudad aún no tenía nombre y solo estaba habitada por la tribu Lenape, Juan se estableció en este territorio en 1613, casi una década antes de que los colonos holandeses fundaran oficialmente Nueva Ámsterdam, la futura ciudad de Nueva York.

 

Un Viaje Desde Santo Domingo 

Juan Rodríguez llegó a la costa de lo que hoy es Manhattan en un barco holandés procedente de Santo Domingo, donde había embarcado con el objetivo de participar en el comercio de pieles. Este joven dominicano, descrito por historiadores como un mulato libre, destacaba por sus habilidades sociales y por su fluidez en varios idiomas, lo que le permitió trabajar como traductor en el barco.

  

Su personalidad, descrita como la de un "dominicano típico de la época", era la de un hombre acostumbrado a tomar decisiones y a actuar con independencia. Así, al llegar a estas tierras norteamericanas, tomó una decisión inesperada y revolucionaria: quedarse.

 

La Decisión de Quedarse en Nueva York

Cuando el barco holandés en el que había llegado a Manhattan se dispuso a regresar a Santo Domingo, Juan Rodríguez decidió quedarse. Su decisión no pasó desapercibida, pues en aquella época el lugar era inhóspito, con apenas la presencia de colonos y habitado principalmente por los nativos Lenape. Sin embargo, Juan, hábil y adaptativo, se integró rápidamente, aprovechando sus dotes como comerciante y su capacidad para interactuar con los nativos, convirtiéndose así en el primer inmigrante no indígena registrado en el área.

 

Un Símbolo de Adaptabilidad y Autonomía

Rodríguez representa el espíritu de libertad y autonomía. En una época donde la movilidad social y la independencia eran poco comunes, especialmente para personas de origen africano y mulato, él rompió con estos límites, mostrándose como una persona de carácter determinado y decidido a forjar su propio camino.

 

Reconocimiento en la Nueva York Moderna

Casi cuatro siglos después, la ciudad de Nueva York reconoció su contribución e importancia histórica. En 2012, se designó un tramo de Broadway en su honor, convirtiéndose en el único inmigrante del periodo colonial en recibir esta distinción. El “Juan Rodríguez Way” es hoy un tributo a su legado y a los primeros pasos de la inmigración latinoamericana en la ciudad.

 

La historia de Juan Rodríguez es un ejemplo de cómo la identidad dominicana ha tenido un impacto en el desarrollo de Nueva York desde sus inicios. En él se reconocen los valores de resiliencia, adaptación y libertad, mismos que siguen caracterizando a la comunidad dominicana en la Gran Manzana y en otras partes del mundo.

 

 

jueves, 31 de octubre de 2024

La Rebelión de los Esclavos de Boca de Nigua.

 


La Rebelión de los Esclavos de Boca de Nigua: 1796, El Grito Libertario que Sacudió la Isla

Por. Marcos Marte  

La historia de la rebelión de los esclavos de Boca de Nigua en 1796 es una de valentía, resistencia y lucha por la libertad. Este alzamiento, ocurrido en la parte española de la isla de Santo Domingo, es un símbolo de la lucha por la dignidad y los derechos de los esclavos africanos en el Caribe y América. Inspirados por los ideales de libertad que emanaban de Haití tras la Revolución Haitiana, cerca de doscientos esclavos en el ingenio azucarero de Boca de Nigua decidieron tomar su destino en sus manos y enfrentar a sus opresores.

Este movimiento se desarrolló bajo la administración de Juan Bautista de Oyazabal, representante del noble español Duque de Aranda, dueño del ingenio. Los esclavos de Boca de Nigua, cansados de las brutales condiciones y de la opresión a la que eran sometidos diariamente, se organizaron y alzaron en una rebelión que, aunque sofocada rápidamente, dejó profundas huellas en la historia de la lucha por la abolición de la esclavitud en el Caribe.

Contexto y Causas de la Rebelión

La sublevación de Boca de Nigua fue motivada por las ideas libertarias y el clima revolucionario que empezaba a calar en la región debido a la Revolución Haitiana, que para 1796 había conseguido significativos avances. En el vecino Saint-Domingue (Haití), los esclavos habían alcanzado la libertad tras años de lucha, y su ejemplo inspiró a otros en la región, incluyendo a los esclavos de la parte española de la isla, quienes anhelaban el mismo destino.

Bajo condiciones inhumanas de trabajo, estos esclavos enfrentaban un régimen brutal en los ingenios azucareros, sometidos a largas jornadas, alimentación insuficiente, castigos físicos constantes y una vida carente de cualquier tipo de libertad. La rebelión fue el grito de resistencia de estos hombres y mujeres que, aún bajo el dominio español, buscaban justicia y dignidad.

Desarrollo de la Rebelión: Un Grito de Libertad

La rebelión estalló con fuerza en el ingenio de Boca de Nigua. Los esclavos se armaron con lo que pudieron y atacaron las propiedades y símbolos del poder esclavista, como las plantaciones, los cañaverales y las viviendas de los amos. En un acto simbólico de justicia, ajusticiaron a dos mayorales, quienes habían sido agentes de su opresión. Uno fue ahogado en una pipa de aguardiente, mientras que el otro fue sometido a los mismos azotes que solía impartir sobre los esclavos. Este acto reflejó el deseo de los rebeldes de romper con la brutalidad y el sometimiento, al mismo tiempo que devolvían el trato cruel que habían recibido durante años.

El poderío militar español, sin embargo, no tardó en reaccionar. Oyazabal, al ver que no podía controlar la situación, solicitó ayuda al gobernador de la isla, Joaquín García, quien rápidamente movilizó una fuerza armada. Este ejército, equipado con armas sofisticadas y artillería pesada, se enfrentó a los esclavos en una serie de violentos combates. Aunque los esclavos lucharon con determinación y lograron resistir inicialmente, finalmente fueron superados por la fuerza y tecnología militar de los españoles. Los rebeldes sobrevivientes fueron perseguidos y capturados en los días siguientes.

Represión y Consecuencias

Las represalias contra los rebeldes fueron extremadamente severas y buscaban enviar un mensaje claro a cualquiera que intentara alzarse contra el sistema esclavista. De los esclavos capturados, siete fueron asesinados durante la revuelta y sesenta y nueve fueron apresados. Un mes después, los líderes de la rebelión fueron juzgados y condenados a la horca, tras lo cual sus cuerpos fueron descuartizados y sus partes exhibidas en la ciudad amurallada de Santo Domingo como advertencia para futuros intentos de insurrección. Otros cincuenta fueron castigados con cien azotes en la picota pública y condenados a trabajos forzados en el ingenio de Boca de Nigua. Adicionalmente, cinco esclavos fueron desterrados y enviados a presidios en Panamá, La Habana, Cartagena y Veracruz.

A pesar de la brutal represión, el levantamiento de Boca de Nigua dejó un legado duradero. Si bien la rebelión no logró su objetivo inmediato de libertad, sí debilitó la estructura de la esclavitud en Santo Domingo. Los ideales libertarios y el espíritu de resistencia se expandieron a otros ingenios y plantaciones, alimentando el deseo de libertad entre los esclavos de toda la isla.

Impacto en la Lucha Contra la Esclavitud

Cuatro años después, en 1800, Toussaint Louverture, líder de la Revolución Haitiana, entró en Santo Domingo y abolió oficialmente la esclavitud. Aunque la medida no se mantuvo de forma continua en el tiempo, la entrada de Louverture marcó el principio del fin de la esclavitud en la isla. La rebelión de Boca de Nigua, en este contexto, puede considerarse un precursor de esta abolición y una manifestación temprana de la lucha por los derechos humanos en el Caribe.

La insurrección de Boca de Nigua también dejó enseñanzas importantes sobre el papel de la resistencia organizada y el poder del deseo de libertad entre los pueblos oprimidos. Los rebeldes de Nigua, al igual que otros que lucharían en el futuro, demostraron que la humanidad y el anhelo de justicia no podían ser sofocados, incluso en condiciones de extrema represión.

Conclusión: Un Legado de Valentía y Resistencia

La rebelión de los esclavos de Boca de Nigua en 1796 es recordada hoy como un símbolo de resistencia y dignidad humana. Fue una chispa en el camino hacia la emancipación de los esclavos en Santo Domingo y en el Caribe, que dejó en evidencia la insostenibilidad del sistema esclavista y la fortaleza del deseo de libertad entre los pueblos afrodescendientes.

En la historia de la lucha contra la esclavitud, Boca de Nigua representa un episodio clave que muestra la capacidad de organización y la valentía de aquellos que, aunque oprimidos, se levantaron en armas para reclamar lo que les pertenecía por derecho: su libertad y dignidad. La memoria de esta rebelión es un recordatorio constante de los sacrificios y esfuerzos realizados en la búsqueda de justicia, y del valor de cada individuo en la lucha por los derechos humanos.

 

 

lunes, 28 de octubre de 2024

Prudencia Lluberes Álvarez: La Eterna Novia de Juan Pablo Duarte y Guardiana de su Memoria

 

Por. Marcos Marte 

Prudencia Lluberes Álvarez: La Eterna Novia de Juan Pablo Duarte y Guardiana de su Memoria

Prudencia Lluberes Álvarez, mejor conocida como La Nona, nació en 1821 en la República Dominicana y falleció el 7 de diciembre de 1893. Su vida, que coincidió con los primeros años de la independencia dominicana, se entrelazó con la historia de uno de los fundadores de la patria, Juan Pablo Duarte, convirtiéndose en un símbolo de devoción y lealtad a la causa independentista.

Romance y Compromiso con Duarte

La historia de Lluberes Álvarez es notable por su relación con Juan Pablo Duarte, de quien es recordada como su "segunda novia". Aunque nunca llegaron a casarse, La Nona permaneció soltera durante toda su vida, rindiendo un homenaje perpetuo a la memoria de Duarte. Su lealtad hacia él y la causa que ambos compartieron era conocida y respetada en la sociedad dominicana. La familia conservó el anillo de compromiso de esmeralda verde que Duarte le regaló, como testimonio de su amor y promesa.

Una Vida Dedicada a la Patria

La Nona no solo fue cercana al prócer sino también hermana del general Félix Mariano Lluberes, un destacado independentista que luchó por la libertad dominicana. Además, su linaje incluía a figuras prominentes en la política y la lucha independentista, como su primo hermano Manuel de Regla Mota Álvarez, presidente de la República en 1856. Esta herencia de compromiso y devoción a la patria influyó profundamente en su vida y su papel dentro de la sociedad dominicana.

Testimonios y Legado

Los historiadores Alcides y Leónidas García Lluberes, hijos de José Gabriel García y Juana Remigia Lluberes Contreras, confirmaron que la familia conservaba el anillo de compromiso de Duarte y Prudencia como símbolo de este amor nunca consumado y de la lealtad de La Nona a la memoria de Duarte. Esta pieza histórica, más que una simple joya, representa el compromiso y la promesa de una unión destinada a permanecer en la historia de la independencia dominicana.

Prudencia Lluberes Álvarez falleció en 1893, dejando un legado de devoción y entrega a los ideales patrios y al recuerdo de Juan Pablo Duarte. Su vida es recordada como un testimonio de amor a su país y al hombre que ayudó a forjar su independencia.