viernes, 11 de julio de 2025

EDUCAR SIN CAMBIAR: UNA FORMA DE RETROCEDER.

 

EDUCAR SIN CAMBIAR: UNA FORMA DE RETROCEDER.

“Si usted no cree en la necesidad de la formación permanente, no sirve para ser docente.”     


Profesor. Marcos Marte

Esta frase, dura pero profundamente verdadera, resume uno de los problemas más graves y silenciados en el ámbito educativo actual: la resistencia al cambio por parte de algunos docentes. En un mundo donde el conocimiento, la tecnología y las demandas sociales evolucionan constantemente, la docencia no puede ser estática. No basta con haber obtenido un título; enseñar hoy implica una transformación continua, tanto personal como profesional.

La formación continua: obligación ética, no elección personal

En el contexto educativo actual, marcado por la irrupción de la inteligencia artificial, el aprendizaje híbrido y la diversidad en las aulas, formarse continuamente es una responsabilidad ética, no una opción. Aquellos que se resisten a aprender y actualizarse no solo se están quedando atrás, sino que arrastran con ellos a sus estudiantes. El estancamiento del maestro se traduce en una enseñanza limitada, desconectada de la realidad y de las necesidades actuales del alumnado.

 

El aprendizaje como movimiento: educación que no se mueve, se muere

La educación debe ser un organismo vivo, dinámico, cambiante. Al igual que la sociedad se reinventa constantemente, el maestro debe estar en alerta, dispuesto a cuestionar sus métodos, abrirse a nuevas experiencias educativas y abrazar el progreso científico, pedagógico y tecnológico. Gabriel García Márquez lo dijo claramente: la falta de formación restringe la creatividad. Y sin creatividad no hay educación transformadora.

 

El docente como guía, no como museo

Mar Romera advierte: el maestro que no lee, no se forma y no domina los códigos culturales y tecnológicos actuales, se convierte en una pieza de museo. Y es exactamente lo que ocurre con muchos educadores que se escudan en la tradición para no avanzar. No todo lo viejo es malo, pero la nostalgia no puede ser excusa para negar el presente. La innovación educativa no se trata de modas, sino de construir puentes entre el pasado valioso y el futuro que exige acción.

 

Más allá de transmitir información: diseñar experiencias

Hoy, los estudiantes ya no necesitan un maestro que solo transmita contenidos. Eso lo hace Google en segundos. El rol del docente moderno es diseñar experiencias de aprendizaje que promuevan el pensamiento crítico, la empatía, la colaboración y la autonomía. Esto solo es posible si el educador se forma constantemente, si comprende el valor de la inteligencia emocional, la neuro educación y el uso ético de la tecnología.

 

Humanizar la educación en la era digital

Eva Millet plantea un punto esencial: en un mundo cada vez más automatizado, lo verdaderamente humano es lo que hace la diferencia. La escucha activa, la capacidad de conectar emocionalmente con los estudiantes y de generar un clima de aprendizaje seguro y estimulante no pueden ser sustituidos por ninguna plataforma ni aplicación. Pero todo esto requiere un maestro sensible, informado, empático y en constante evolución.

 Formación permanente: columna vertebral de la vocación docente

La formación continua fortalece la vocación, renueva el entusiasmo por enseñar y devuelve el sentido profundo a la labor educativa. Un maestro que se niega a aprender niega, en el fondo, la esencia misma de la educación: el cambio, la mejora, la curiosidad.

Como advierte André Schleicher, el conservadurismo educativo es una trampa que debemos superar si queremos preparar a los estudiantes para los desafíos del siglo XXI. Por eso, solo los maestros que asumen el compromiso ético de formarse podrán liderar una educación inclusiva, crítica, pertinente y verdaderamente transformadora.

 

El educador como primer aprendiz

En la actualidad, el maestro debe ser el primer aprendiz. La formación permanente ya no es un lujo, es el mínimo esperado para quien asume la misión de formar a otros.

“Una de las cosas que sabemos sobre el futuro es que las profesiones más humanas son las que tienen más posibilidades de sobrevivir, y la enseñanza es una de ellas.”

Solo quienes se comprometen con ese aprendizaje continuo están verdaderamente capacitados para educar con sentido, propósito y esperanza.