miércoles, 9 de agosto de 2023

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Los últimos días de Napoleón en Santa Elena: Un final tormentoso

Por. Marcos Marte


En abril de 1821, durante su exilio en la remota isla de Santa Elena, la salud del general Napoleón Bonaparte comenzó a deteriorarse rápidamente. Padecía intensos dolores de estómago que le impedían comer adecuadamente, lo que resultó en una drástica pérdida de peso y debilitamiento. Su sufrimiento era tal que comparaba sus dolores con los de una mujer en trabajo de parto.

Los síntomas que experimentó Napoleón durante sus últimos días fueron angustiantes. Vomitó sangre y un líquido similar a los restos de café, sudaba profusamente y tenía los pies tan fríos que era necesario frotarlos con toallas calientes. Además, comenzó a tener dificultades para escuchar y comprender lo que le decían. Sus primeros delirios también se manifestaron.

El 4 de mayo de 1821, Napoleón pasó gran parte del día con las manos sobre el pecho y los dedos entrelazados. Durante la noche, sufrió un largo ataque de hipo y su memoria comenzó a deteriorarse. Finalmente, en la madrugada del 5 de mayo, su agonía llegó a su fin. Su médico le tomaba el pulso desde el cuello mientras un subordinado lo hidrataba con una esponja empapada en agua y azúcar. Napoleón respiraba débil y lentamente, con la mirada fija y aparentemente sin sufrimiento. Después de tres respiraciones, el antiguo emperador de Francia dejó de respirar. Su médico cerró suavemente sus ojos y marcó la hora de su fallecimiento: las 05:49 de la tarde.

La muerte de Napoleón en Santa Elena ha sido objeto de debate y especulación durante casi dos siglos. Aunque la autopsia concluyó que falleció debido a un cáncer de estómago, han surgido teorías de que fue asesinado o que incluso nunca estuvo en la isla. Sin embargo, la evidencia histórica respalda la versión de que Napoleón murió en Santa Elena el 5 de mayo de 1821.

El destierro de Napoleón en Santa Elena fue un período difícil y tormentoso para él. Confinado en una isla remota y expuesto a un clima hostil, su salud se deterioró rápidamente. A pesar de su caída de poder y sufrimiento físico, Napoleón dejó un legado imborrable en la historia y su figura continúa siendo objeto de fascinación y estudio hasta el día de hoy.

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