EL
METRO, UNA OBRA DE BIEN SOCIAL.
Profesor Marcos Marte...
“El más grande placer
de la vida es lograr algo que
los demás dicen que no se puede hacer”. Walter Bagehot.
En el primer cuatrienio del Dr. Leonel Fernández, este excepcional gobernante, instrumentó para beneficio y seguridad de los sectores en crecimiento de nuestra sociedad, la llamada “ONSA”, esa entidad de transporte en expansión que ha dotado a millones de dominicanos de un medio de traslado seguro, decente y económico; el mismo que, ha alcanzado su punto de más alto logro con la persistente forja de una obra de desarrollo que popularmente nos hemos dado en llamar, flamantemente “El Metro”, una manera de moverse: rápida, económica, no contaminante, positiva y eficiente en la distribución de usuarios; transporte este que, trasladará la ola de trabajadores responsables de la creación de las riquezas que nacen del sector empresarial capitalino: desde los centros de fuerzas laborales y creadoras hacia los centros de trabajos industriales y comerciales de nuestra metrópolis, la hermosa Ciudad Capital,.
Este tipo de obra se ha erigido en todos los países desarrollados del mundo y en los clasificados por economistas como: “países en vías de desarrollo o en transición” quienes lo implanta o están considerando instáuralos por su importancia, estos países son inducidos por la incidencia formidable de estos medios en los procesos de producción y por facilitar la accesibilidad popular a los centros comerciales, - hay otras premisas-, aun cuando esta es quizás, la esencia de la razón central de su implementación, no obstante, la estructura se presta además para constituir un medio para el disfrute de las bellezas que ofrecen los ambientes de nuestra urbe en sus alrededores en sus litorales en sus parques y en otros atractivos que podrán disfrutar los que acudan a “El Metro”, y discurran por la superficie o por sus túneles hacia los destinos alcanzados con rapidez en días feriados o en momentos de ocio, por quienes busquen recrearse o simplemente pasear por la gran metrópolis, y no podemos pasar por alto el aumento del haber del patrimonio de la Nación y la Patria Dominicana.
El Metro es una portentosa obra que llenará de orgullo a los citadinos de nuestra ciudad, por tal, es que debemos sentir regocijos todos los dominicanos, pues de algún modo, todos alcanzaremos algo del fervor despertado y del reforzamiento lógico de nuestro amor propio que, se verá fortalecido con la suficiencia de esta magnifica obra; seremos una mejor sociedad luego de su culminación, por que nos pondrá a la altura de las más anheladas sociedades. Junto a los túneles y los elevados con esta nueva estructura alcanzaremos categorías que nos colocaran a los niveles de las ciudades más románticas de la tradición europea o a la par de las ciudades más avanzadas de la era moderna, esta dicotomía es característica de nuestra antigua y moderna ciudad.
Este extraordinario proyecto de alcances integracionistas, forzará una nueva recomposición de los servicios públicos de transporte de nuestra compleja Ciudad Capital, todo ello favorecerá la calidad de los servicios de movimientos de personas a corto plazo. Luego de la puesta en operación de los cómodos vagones del Metro, se abaratará la circulación de los ciudadanos, se ahorrará combustibles y hasta los periódicos aumentaran sus ventas: no sólo por que tendrán nuevos espacios para sus puestos de exhibición, sino por que, donde se detengan ellos (los vagones), a la circulación masiva de personas se les permitirá un acceso que hoy eluden indiferentemente, por no detenerse en su apremiante carrera por llegar a tiempo al trabajo o a la oficina.
Entonces, como consecuencia de estos atenuantes, los citadinos metropolitanos tendrán pues, menos estrés y por ende más larga vida, como prelación por la disminución de infartos y menos tendencias al cáncer de origen nervioso. La obra dejara mal posicionada las advertencias agoreras de aquellos inconformes con las obras de progreso, en todas las sociedades hay reaccionarios, los de aquí, son el colmo, se oponen hasta a los logros que los benefician particularmente, eso es inconcebible para personas con educación y desarrollo cultural, es decir, para personas civilizadas, sin embargo, aquí es frecuente observar la lucha tenaz de personas hasta adineradas por evitar el progreso indispensable para el mejoramiento de nuestras condiciones materiales de existencia y ni que hablar de los que practican la mala política. Es hora de que hagamos un alto en estas mezquindades, y nos pongamos de acuerdo en las cosas que la patria necesita para alcanzar niveles de desarrollo que nos permitan reducir la brecha de las diferencias sociales, es hora de pensar en el crecimiento del país y dejar de lado el fanatismo, el grupismo y otras desviaciones que dividen, y dañan la imagen, al tiempo que trastocan el desenvolvimiento constructivo de nuestra sociedad.
El gobierno del Dr. Leonel Fernández se ha ganado un voto de confianza con sus directrices y las obras de desarrollo que ha implementado, reconocerlo habla bien de la conciencia de los dominicanos, por aquel aforismo que enseña: “honrar, honra”. El logro de esta gran obra de desarrollo es de todos los dominicanos, el beneficio presente y futuro también, el merito es del Presidente Leonel Fernández un hombre de visión y de su eficaz equipo de funcionarios al servicio de una nación vapuleada que, busca afanosa el orden, la justicia, el bienestar y un desarrollo sostenible en el tiempo que garantice el futuro sano, prospero y razonable de las nuevas generaciones.
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