martes, 9 de abril de 2019

IMÁGENES DEL CARNAVAL VEGANO.⁰


IMÁGENES DEL CARNAVAL VEGANO.
Profesor. Marcos Marte

Vista retrospectiva.  

Es de conocimiento histórico el proceso sufrido por el pueblo español por la ocupación árabe de sus territorios por un periodo de siete siglos y que culminó con la retirada de los últimos califas radicado en la isla de Malta, quien entrego su sable de rendición a la Reina Isabel la Católica.

Para recordar los sufrimientos y celebrar sus victorias habitualmente se organiza esta odisea del pueblo español con la celebración de festividades que se recrean desde entonces en la ciudad de Andalucía, a la que había llegado esta conmemoración de la tradición de la ciudad de Laén, la misma representaba las luchas entre nobles y caballeros, agrupados en dos bandos personificando a los moros y los cristianos, simbolizando en ellas el bien y el mal.

El descubrimiento de América ocurre en 1492, los evangelizadores españoles llegados a estas tierras, nos legan de su cultura colonial, como tantas otras manifestaciones, la celebración de estas representaciones de luchas festivas andaluzas entre moros y cristianos que, hoy con sus lógicas transformaciones han pasado a formar parte de nuestra cultura popular destacándose en la expresión social del “Carnaval” celebrado en todo el territorio nacional y del cual se destaca El Carnaval Vegano, junto a otros como Los Cachuas de Cabral, Los Lechones de Santiago, y Los Toros de Montecristi manifestaciones convertida en tradición, heredada de aquel carnaval distante.

En 1514, la cultura colonial transmitía a la nuestra las primigenias correrías que se celebraban a caballos, varios hidalgos vestidos generalmente de negro con sus galachas y enmascarados de antifaz, paseaban recorriendo el centro de la ciudadela de La Villa de La Vega, así se forjó la tradición de la cultura popular que abría de formar parte de nuestra identidad como nación, el clérigo Álvaro Castro, quien ocupo el cargo de Deán de la Catedral de La Vega cuenta del modo siguiente el desarrollo del evento: “se veía muchas

Veces cabalgando y aun ir a correr con los otros caballeros, a tomar los unos apellidos de moros, y a los otros de cristianos, y escaramuzar el, en parte con otros caballeros, y andar tan regocijados como si fuera seglar”* 

La Villa de La Vega, adquirió gran importancia en los tiempos de la colonia por el acuñamiento de monedas de oro, la calidad de sus tierras para producir granos y otros rubros, como la producción de caña de azúcar, las hidalgas familias que la habitaban y la hermosura de sus paisajes.

En la época en que Don Diego Colón arribo a la isla para asumir su Virreinato, se alojo en la Villa de La Vega mientras le construían El Alcázar en Santo Domingo, durante este periodo se celebraron fiestas en las que no faltaban ninguna de las originalidades de las famosas fiestas de Castilla, en España; el vino y los bailes junto a las fiesta de carnatolendas formaron parte de la cotidianía de esa estadía del virrey por estos predios.

Que se tenga noticia cierta: el Carnaval sufrió altibajos en el transcurso de varios milenios, hasta que en el siglo XX un jornalero que era cojo o cojeaba como parte de su histrionismo carnavalesco, se disfrazo con una careta hecha de papel, y traje de amarillo y colorado, y vejiga en manos se lanzo por las calles cojeando, tratando de atemorizar los infantes que corrían despavoridos antes que el diablo los alcanzara, así nació la tradición del género del carnaval moderno.

El Carnaval contemporáneo.

El “Carnaval Vegano” atrae con su magia de colores y entusiasmos al publico dominicano que,  fascinado por los sortilegios de la festividad, acude cada domingo de febrero al deleite de sugestivos encantos que brotan de su organización en grupos de diablos cojuelos, mismos que han sustituido las afamadas comparsas que desde principios del siglo XX entusiasmaron las multitudes; se exhiben en la celebración: la diversidad del colorido de sus preciosos disfraces, los que se confeccionan ornados con cascabeles y acompañados de sus vejigas, los diablos danzan provocando el pánico de los niños que temen ser tocados con las vejigas; sus caretas: mefistofélicas, o dragonianas modificadas por el ingenio del caretero popular que imprime en ellas matices, protuberancias y  ondulaciones sugestivas, concretando así: efigies iconográficas monstruosas, verdaderamente impresionantes y fascinantes, manifestándose paradójicamente lo bello de lo feo; Son estos detalles, que los distinguen de otros carnavales del país; con estos encantos, sale de su cueva el enmascarado, protagonista del evento, vejiga en manos a divertir al visitante, dando saltos al sonar de sus cascabeles, y la música de las cuevas, provocando la algarabía de la muchachada y de los visitantes que los ovacionan.

Participan además de los diablos en la festividad diversos personajes satíricos como: el hombre sin cabeza, la bicicleta de dos pisos, el personaje de Fidel Castro, el que representa a Balaguer, el hombre del muñeco, y otros que constituyen las reminiscencias de aquellos personajes que otrora arrastraban multitudes de niños recorriendo las calles de la ciudad tras comediantes como: El “Roba la gallina” que transitaba cantando un estribillo coreado por los mozalbetes que les seguían y decía así;
“Roba la gallina, palo con ella”,
Tum, tum molondrón,
Muchachos que quieren, galletitas”,
Y repetía: “Roba la gallina, palo con ella...”

Al tiempo que lanzaba al aire galletitas de leche que capturaban los seguidores con osadía, de esas galletitas que se usan en “las habichuelas con dulce”. A estos se unían las comparsas de indios que escenificaban combates en las calles entre aborígenes y españoles, con frecuencia aparecía un enmascarado y la multitud pasaba a corear:
“amarillo y colorao, ese diablo ta` cuajao,
Date la vuelta mal tallao”,

Motivando con el final del estribillo al enmascarado para que los persiguiera; miles de personas de todos los lugares del país acuden los domingos de febrero junto al pueblo vegano a disfrutar del espectáculo de colores y sonrisas junto a grupos diversos de diablos como: “los Broncos”, “las Fieras”,  los “Panitas”, los “Rebeldes”, los “Cavernarios”, “los Magollos”, “los Chiuas”, “los Insólitos”, “los Invasores, y otras decenas de grupos que participan alegremente, quienes junto al pueblo conquistan el corazón de los asistentes, volcando sus emociones pletoritas de jubilo, en el más excitante de los eventos festivos de nuestro hermoso país.

El mágico evento.

El carnaval se celebra en la Vega de hoy, en el espacio comprendido entre las Av.  Monseñor Panal y la Manlio Bobadilla, esto es: desde el parquecito de Las Flores hasta El Estadio de Base Ball y la Fortaleza, comprendiendo las Av. Profesor Juan Bosch y la Padre Adolfo que desde la Comandante Jiménez Moya recibe el nombre de Av. José Horacio Rodríguez. En este trayecto se instalan las cuevas de los grupos de diablos, en casi todas las intersecciones de las calles paralelas que cruzan las avenidas antes nombradas. Las cuevas son un aporte de la modernidad al desarrollo del Carnaval Vegano que manifiesta el ingenio popular para facilitar el desarrollo de la fiesta.

Origen del Carnaval Moderno.

Estas celebraciones se iniciaron “en 1906, cuando un grupo de 40 diablos cojuelos del Club Juventud que se desempeño frente al parque Duarte,  recorrieron las calles céntricas de la ciudad”*.

En el mismo año “salió el primer grupo carnavalesco organizado, y dirigido por el Ing. Alfredo Scariona, de la Sociedad del Acero de Villa Rosa”* Las comparsas complementan las festividades deambulan por toda la ciudad llevando alegría a todos los rincones junto a los “macaraos” o Diablos cojuelos ambulatorios quienes visitan las barriadas al ritmo de las vejigas y los cascabeles.

A partir de entonces el carnaval adquieres en cada nueva celebración nuevos elementos y caracteres que le imprimen mayor vistosidad y atractivos. Así, aumentan los grupos cada año, los disfraces son diferentes en cada celebración, cambian los colores y las caretas de cada grupo

Las cuevas inician – partiendo del casco de la ciudad – con la de las “Fieras” y se extienden hasta el Contri Club donde se establecen varios grupos y empresas privadas. Este año – 2006 – las fieras copiaron en su cueva la fachada del Casino Central y del edificio del Cuerpo de Bomberos, Los rebeldes montaron una estructura enorme sobre dos viviendas y La Gobernación, y Ucave construyeron palcos en el parque de las Palmas formando el Diablodromo con una pasarela por donde desfilan todos los grupos, comparsas y personajes para exhibirse al público. Algunas empresas comerciales participan de modo significativo construyendo sus propios palcos, extendiendo las pasarelas hermoseando los lugares o financiando cuevas de grupos de diablos cojuelos.

La variedad y colorido de los disfraces es tradicional, sus costos alcanzan hoy inversiones considerables; las caretas solían ser mefistofélicas, retratos de fieras como la pantera y el leopardo; las habían de carabelas humanas y hasta fantasmagóricas, hoy abundan las que representan a un Satanás grotesco, fiero; adornado con los accesorios que aporta la evolución de los carnavales internacionales, los que junto al ingenio del caretero se convierten en verdaderas obras de arte popular, otorgándoles significado y valores al vistoso disfraz del “Diablo Cojuelo Vegano”.




* Yanio Concepción. Opúsculo, Historia del Carnaval Vegano. Pág. 3.-

* Obra citada. Pág.5.-
* Ibidem.

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