ENSAYO COMPARATIVO SOBRE EL CONCORDATO Y LA CONSTITUCION
Profesor: Marcos Marte
Introducción:
El presente ensayo de carácter comparativo y crítico, es un cuadro destacado de la historia eclesiástica, del concordato entre la iglesia y el Estado Dominicano, durante el periodo 1954 de eso inmortales varones, o si se quiere, la actuación de uno de ellos en sus relaciones con la iglesia de Cristo.
Lejos de retractarme en mi introducción, he llegado a la plena convicción de que la iglesia católica, Apostólica y Romana no registra, en sus anales milenarios, una figura de relieves tan destacados que, en conjunto, haya favorecido con tanta generosidad sus intereses espirituales y de cultura.
Solo y téngase muy presente la ignorancia en materia de historia eclesiástica pues vislumbrar alguna nubes en el cielo despejado de la vida de Trujillo en su relaciones con la iglesia. Nadie que haya estudiado, aun con somero detenimiento, el discurrir de los sucesos eclesiástico, podrá menos de aplaudir, con ruidoso entusiasmo, la labor benéfica de este hombre humilde cristiano para con su madre la iglesia católica.
Por esta razón a Trujillo corresponde en la historia de la iglesia, no es al lado de los mártires, porque no ha derramado la sangre como Sebastián o Policarpo. Tampoco junto a los teólogos, porque su misión de estadística se ha encauzado por rutas diversas de las que conocieran Agustín y Tomas de Aquino. Ni ha abrevado en las fuentes limpísimas pero difíciles del ascetismo y de la mística, en compañía de teresa de Jesús y Juan de la cruz. Hay que colocarlo cabe Constantino, Justiniano y Carlomagno, porque, como ellos, en su calidad de orientador y director de pueblos, dio su brazo derecho a la iglesia, tutelando sus atribuciones y derechos y abriéndole horizontes ilimitado de garantía y favores.
Pero Trujillo es superior a esa tríade de robusto varones. No pretendo por el humilde cristiano, nacido en la ciudad de San Cristóbal, bautizado y apadrinado por un sacerdote muerto en olor de santidad, título y decoraciones rimbombantes, con sabor a romanismo o bizantinismo preponderante, ante la iglesia subyugada, comprada a fuerza de concesiones y favores, sino simplemente el reconocimiento de su acción benéfica por la iglesia, cuya fe heredara de sus padres y de sus abuelos.
Antecedente:
Para comprender porque fue necesario que Trujillo hiciera aprobar una ley, que reconociera personalidad jurídica a la Iglesia, es necesario hacer un recuento de esta institución en nuestra isla y su relación con el estado.
En época de la colonia, como en todo el resto del continente americano, en virtud del patronato real, el rey de España designaba la autoridad religiosa, el nombramiento de Roma era tomógrafo. Este acuerdo entre la colonia española y el vaticano, se hizo para facilitar la cristianización del nuevo mundo. En ocasiones, durante la época colonial, el gobernador de esta colonia era también el Obispo de la Iglesia.
Los problemas entre la Iglesia y el Estado en la isla, comenzaron con la introducción de los Códigos Napoleónicos en 1816 por Petión, en su república en el sur de Haití. Estos códigos reflejaban la lucha que en Francia, había sostenido la revolución contra la Iglesia, en los inicios de la implantación de la democracia en aquel país y en ellos se le quita personalidad jurídica a la Iglesia, se le prohíbe tener propiedades y se la somete al estado, obligando al clero a jurar la constitución, con lo que debían obedecer al gobierno del país, antes que a Roma. Esto fue realmente algo accidental, relacionado con el ambiente político francés en julio de 1789.
Ese mismo año, tres meses antes, en abril, al implantarse la democracia en los Estados Unidos, al ascender a la presidencia George Washington, a las iglesias cristianas, incluyendo la católica, se les respetaron sus derechos, sus propiedades y se implantó la separación entre la Iglesia y el Estado. [1]
La Iglesia católica prosperó en este ambiente (sin necesidad de concordato), hasta llegar a convertirse en la actualidad, en la fuerza religiosa más importante en ese país, con una militancia mayor, que cualquiera de las sectas protestantes por separado. En los Estados Unidos, las dificultades para la implantación de la democracia en su ambiente político, se relacionaron con la abolición de la esclavitud.
En nuestra isla, en 1822, al producirse el dominio haitiano sobre toda ella, Boyer, quien había unificado Haití y era discípulo de Petión, implantó los códigos en la antigua colonia española; como consecuencia, las propiedades de la Iglesia fueron confiscadas, la mayoría de los templos cerrados y convertidos en fortalezas y el Arzobispo Valera marchó al exilio, antes que someterse a la autoridad de Boyer.
En la Republica Dominicana, durante el primer período de Santana (1844-48), se tomaron los códigos napoleónicos como base para la organización de la vida civil de la nueva nación, pero Buenaventura Báez, astuto como era, en su primer período (1849-53), no aplicó lo relativo al control de la Iglesia. El Arzobispo Portes, en este período, intentó eliminar los códigos, pero no pudo. Cuando Santana regresó al poder en 1853 vino dispuesto a meter a Portes y la Iglesia en cintura; obligó al Arzobispo, en marzo de 1853, a jurar la constitución. Portes enloqueció a partir de entonces y la Iglesia quedó prácticamente acéfala hasta su muerte, en 1858.
A partir de la anexión a España en 1861, la situación del ambiente político de allí, fue trasplantada al nuestro, por un lado por el Arzobispo Monzón y por el otro, por el educador Eugenio María de Hostos. En marzo de 1931, Trujillo decidió enviar al congreso un proyecto de ley que fue aprobado y promulgado el mes siguiente, en el cual se reconocía personalidad jurídica a la Iglesia Católica. Obviamente que el nuevo presidente estaba enamorando a esta institución, buscando atraérsela a su causa. Las relaciones entre Trujillo y la Iglesia, podemos dividirla en cinco períodos:
1) Trujillo enamora a la Iglesia. Ley que acabamos de mencionar (abril 1931).
2) La Iglesia lo rechaza. Castellanos es designado Administrador Apostólico (octubre 1932).
3) Trujillo se la consigue y se meten en amores. Pititíni es consagrado Arzobispo de Santo Domingo (Dic 1935).
4) Trujillo y la Iglesia se casan. Firma del Concordato en Roma (julio 1954).
5) Trujillo y la Iglesia se divorcian. Carta pastoral de los obispos (enero 1960).
Un concordato, un vicariato castrense y un patronato nacional
“San Rafael”
El concordato de la República Dominicana con la santa sede es obra exclusiva de Trujillo. A pesar de la catolicidad del pueblo dominicano, la opinión de sus intelectuales, externada en juicios que la prensa vernácula recogiera, fue contraria a la celebración de un concordato entre la republica dominicana y la santa sede. Pero Trujillo, reconociendo en su criterio profundo de estadista los bienes que podían derivarse, considero oportuna la celebración de un pacto de esa naturaleza, quiso ser él personalmente signatario responsable de este relevante documento.
No es esta la coyuntura más apropiada para entrar en comentario y relacional nuestro concordato con los de otras naciones. Aparte de que es odiosa toda comparación, principalmente cuando puede medir parte interesada, una realidad es evidente: que violenta la constitución actuar, y ningún concordato resalta tan generoso con la santa sede como el dominicano. El escritor dominicano Juan Bosch, en su libro Trujillo: causa de una tiranía sin ejemplo, dijo:
“El poder ilimitado que le ha conferido la posesión total de su país ha hecho de Trujillo una fuerza que nada puede controlar... la posesión del gobierno le permite usar canales diplomáticos, resoluciones judiciales y legislativas, documentación falsa, y cuenta con hombre que conspiran, secuestra, matan; puede usar sin tasa el dinero que le produce una empresa que rige cincuenta mil kilómetros cuadrado de tierra, bosques, minas, ríos, mares y que tiene dos y medio millones de esclavos; una empresa que cuenta con marina de guerra, aviones de guerra, caso único en el mundo, un mercado interno sin competidores y un mercado mundial para colocar su producción; tiene a la orden órganos de expresión pública, periódico, televisoras, radios, agencias de noticias, para que propaguen en el país y en el exterior aquello que él desea ``
Nuestro interés es hacer un análisis comparativo de algunos artículos del concordato y la constitución de la república, se transcribe a continuación el concordato y sus leyes complementarias, para que pueda analizar con base documental este aspecto tan interesante y poco tratado del benefactor de la iglesia dominicana. En su interés de lograr que se le otorgara el título de Benefactor de la Iglesia, a principios de enero de 1954, hace ahora 60 años, el dictador Rafael Leónidas Trujillo envió al Vaticano al secretario de Estado de la Presidencia, licenciado Rafael F. Bonnelly.
Después de agotar una serie de reuniones, encuentros y discusiones con altos funcionarios de la Santa Sede, encabezados por monseñor Samoré, secretario de asuntos extraordinarios del Papa Pío XII, Bonnelly rindió un informe al dictador donde advierte que el Concordato era un acuerdo que terminaría violando la soberanía del Estado dominicano. Este criterio fue respaldado por el ex Presidente Manuel de Jesús Troncoso de La Concha, previa solicitud de opinión del Gobierno.
A continuación se transcriben glosas del informe del licenciado Bonnelly a Trujillo:
No había querido escribirle antes, en espera de que las negociaciones con la Santa Sede llegaran a un acuerdo que dieran completa satisfacción al interés dominicano, o que las dificultades fueran de tal naturaleza que necesitara someterlas a su elevada decisión antes. Las conversaciones se desenvolvieron en el lapso de diez días hábiles, porque el Vaticano no se trabaja los domingos.
La Santa Sede eligió a monseñor Samoré, para representarla. Es un hombre joven, muy preparado, pero por un particular sistema de la Santa Sede, nunca podía decir la última palabra. El resultado de las discusiones pasaba a su superior jerárquico, monseñor Tardini y de éste al Papa.
Como usted comprobará en mi informe, hemos discrepado en dos asuntos sustanciales: en la designación de arzobispos, obispos residenciales o sus coadjutores con derecho a sucesión y el matrimonio. El Papa declara, por medio de su representante, que antes de aceptar cualquier modificación al proyecto original sobre estos dos puntos, prefiere que no se celebre el concordato.
Expresé con toda firmeza y claridad a monseñor Samoré que mi impresión era pesimista en cuanto a la aceptación de mi gobierno de esta actitud intransigente de la Santa Sede sobre estas dos cuestiones fundamentales. La respuesta de Trujillo no se hizo esperar y de inmediato impartió instrucciones al licenciado Bonnelly de despedirse de los funcionarios del Vaticano y regresar al país.
Bonnelly fue sustituido por el padre Posada, quien recibió instrucciones de acatar los deseos que planteara la Santa Sede. El sacerdote jesuita, junto al licenciado Arturo Peña Batlle y el embajador español Manuel Aznar, sirvieron de voceros para destacar los supuestos beneficios que generaría la firma del Concordato con la iglesia Católica.
Poder Ejecutivo o poder eclesiástico
“El Estado dominicano reconoce a la Iglesia Católica el carácter de sociedad perfecta y le garantiza el libre y pleno ejercicio de su poder espiritual y de su jurisdicción, así como el libre y público ejercicio del culto”, establece el numeral uno del referido artículo.
El acuerdo también establece, según su artículo trece, que en caso de que se levante acusación penal contra alguna persona eclesiástica o religiosa, la Jurisdicción del Estado apoderada deberá informarlo a la Iglesia y transmitir los resultados de la instrucción. Para el abogado constitucionalista Nasce Perdomo, ese artículo riñe con uno de los principios básicos en la etapa de la investigación que no debe hacerse pública y por tanto no se deben suministrar informaciones a terceros.
Asimismo, consideró que eso no implica inmunidad para los miembros de la Iglesia católica que cometen actos que riñen con la ley y que impliquen persecución penal. En el caso del ex nuncio, Josef Wesolowski, tiene inmunidad diplomática por su condición de representante de la Santa Sede. De igual modo nosotros también considera que ciertos privilegios que establece el acuerdo a favor de la Iglesia católica son inconstitucionales, entre los que citó las facilidades económicas y las exoneraciones de impuestos porque van en contra del principio de la igualdad que establece el texto constitucional. “Hay mucha gente que paga impuesto y no son católicos y entonces el dinero del contribuyente se usa para beneficiar una religión en detrimento de otra y atenta contra el principio de igualdad”, así mismo. “Los eclesiásticos gozarán en el ejercicio de su ministerio de una especial protección del Estado”.
Además aseguró que evidentemente es inconstitucional lo que establece el artículo uno del Concordato de que la religión católica, apostólica es la oficial de la nación, porque riñe con la Constitución que establece que la República Dominicana es un Estado laico. “El Estado dominicano por lo menos formalmente procura la equidad y respeto por todos los credos religiosos, pero al mismo tiempo lo violenta por todos los privilegios a la Iglesia católica”.
Tru
Trujillo se divorcia de la iglesia o
final del concordato
Para
finales de enero de 1960 las cárceles del país estaban copadas, en su mayoría
por jóvenes. Muchos fueron trasladados a la 40. Allí fueron salvajemente
torturados con métodos hasta esos entonces desconocido en el país.
Debido
a las persecuciones hacia los miembros del movimiento 14 de Junio, muchos de
los jóvenes miembros, temeroso de ser apresados, decidieron asilarse en algunas
embajadas de países de América latina.
El
grupo denominado Unión grupo revolucionarios independiente (U.G.R.I.) decía en
un panfleto:
``VIVA
LA REVOLUCION, ABAJO EL TIRANO, LIBERTAD O MUERTE``
y más abajo decía: ``con
perdón de la expresión; Trujillo es UNA MIERDA``.
Los
integrantes de ese grupo eran adolescentes cuya edad oscilaba entre los 15 y 20
años. Los cuales 27 de ellos fueron asesinados en la cárcel la 40 las noches del 29 y 30 de enero 1960.
Había antepuesto el domingo 31 de enero de 1960, una carta pastoral de la
iglesia católica fechada el 25 de ese mes, en la que se criticaba los apresamientos de los antitrujillistas y las
torturas sufridas en prisión. El documento estaba firmado por toda la jerarquía
eclesiástica, incluido monseñor Ricardo Pititín, Arzobispo de santo domingo,
amigo, protector y protegido del dictador. Como era domingo y en eso días se
celebra la fiesta de nuestra señora de la Altagracia (21 de enero), fue leído
en todas los templos del país donde se celebró misa.
Se
comenta que la pastoral era el resultado de una petición de funcionarios de la
embajada de Estados Unidos y el vaticano, y en la que se le atribuía una
participación principal al nuevo nuncio apostólico, monseñor Lino Zanani, quien
se había destacado en Argentina por su lucha en contra la dictadura del general
Juan Domingo Perón.
En
su carta, los obispos pedían a los fieles católicos que rezaran por Trujillo y
por su hermanos Héctor Bienvenido (Negro), que en ese momento ere el
``presidente``, pero también pedían oraciones por los preso políticos que
abarrotaban las cárceles criminales de la victoria, el nueve, la 40 y otros
centro de tortura, así como`` por sus afligidos familiares``.
Trujillo
sabía muy bien el papel determinante que habían jugado cartas parecidas en
caída de los dictadores Juan Domingo Perón, en Argentina; Marcos Pérez Jiménez,
de Venezuela, y Gustavo Rojas Pinilla, de Colombia. Por ello, el dictador
prefirió toda suerte de improperios contra el obispo y párrocos, a los que
tildaba de ``malagradecidos`` y ``eunucos``. Ordeno al jefe del SIM y a su
esposa, María Martínez de Trujillo, organizar turbas que profanaban templos y
agredían verbal y físicamente a los religiosos.
Los
ataque más despiadados iban dirigidos contra los obispos Francisco Panal, de La
Vega, y Tomas Reilly, de San Juan de la Maguana el primero de origen español y
el segundo, norteamericano. Reilly se vio precisado a abandonar la ciudad
sureña y refugiarse en el colegio Santo domingo, de la capital, debido a que su
iglesia fue profanada y su casa incendiada.
El
divorcio entre Trujillo y la iglesia se fue deteriorando las relaciones y la
iglesia se tornó agresiva y desaparecieron las posibilidades de una
reconciliación.
Extracto de la carta pastoral
``Hemos dirigido, en el ejercicio de nuestro pastoral
ministerio, una carta oficial a la más alta autoridad del país, para que, en un
plan de reciproca comprensión, se eviten excesos, que, en definitiva, solo
harían daño a quien los comete, y sean cuanto antes enjugadas tantas lágrimas,
curadas tantas llagas y devuelta la paz a tantos hogares. Seguros del buen
resultado de esta intervención, hemos prometido especiales plegaria para
obtener de Dios, que ningunos de los familiares de la Autoridad experimento
jamás, en su existencia, los freimientos que afligen ahora a los corazones de
tantos padre de familia, de tantos hijos, de tanta madre y de tanto esposas
dominica
Un solo
concordato y dos Iglesia
La Iglesia evangélica considera que el Estado debe discutir
dejar sin efecto el acuerdo con el Vaticano que entró en vigencia cuando Santo
Domingo llevaba el nombre de Ciudad Trujillo. A pesar de los escándalos que han
sacudido a la religión apostólica, en especial por violaciones sexuales y
pederastia, el Estado dominicano le reconoce a la Iglesia católica el carácter
de sociedad perfecta, según lo establecido en el artículo III del Concordato
que fue firmado por el país con el Estado del Vaticano durante la dictadura de
Rafael Leónidas Trujillo Molina en el 1954. Además establece que las gestiones
entre el Estado y el catolicismo deben hacerse en el marco del más estricto
secreto.
En estos días, de nuevo ha vuelto el
debate sobre el Concordato y sobre los supuestos privilegios excesivos de la
Iglesia Católica. Todo este debate viene por el afán de noticias
sensacionalistas y por tanta gente haciendo opinión cada día en los medios sin
el necesario hábito de investigar antes de hablar.
El
pasado 10 de junio la Asamblea Revisora rechazó poner en la Constitución una
propuesta que buscaba reconocer efectos civiles a los matrimonios religiosos.
El titular en los periódicos fue “Asamblea ratifica el Concordato en el país”
lo cual es falso, puesto que el Concordato ya fue ratificado en su momento como
un tratado bilateral entre la Santa Sede y el Estado Dominicano, no entre una
religión y el Estado. Más sorprendente aún es el hecho de que la Constitución
Dominicana en ninguna parte menciona el Concordato ni a la Iglesia Católica.
De inmediato las reacciones no se hicieron esperar y aparece el titular
“Evangélicos: Revalidación del Concordato es una violación cruel a la igualdad
religiosa” (en Clave Digital viernes, 12 de junio de 2009). Por esta
controversia hemos tenido que oír y leer cientos de opiniones e insultos a la
institución más seria y de mayor credibilidad en el país.
Recordemos
que la comunidad evangélica está dividida sobre el Concordato, unos piensan que
ellos deben tener uno igual y otros que se anule, como fue el caso del
Ministerio Jesús Sanidad y Vida Eterna, que sometió ante la Suprema una acción
de inconstitucionalidad contra el Concordato, el 11 de julio del 2006 y el 23
de octubre 2008 fue rechazada. El Pleno de la Suprema Corte de Justicia
declaró, conforme con la Constitución, la resolución mediante la cual el
Congreso Nacional aprobó el Concordato firmado entre la Santa Sede y el Estado
dominicano, el 16 de junio de 1954.
En
esa sentencia la Suprema reconoce que no hay impedimento en el Concordato ni en
la Constitución que le niegue a los ministros evangélicos hacer su convenio con
el Estado Dominicano. Es una gran mentira decir que la Iglesia presiona para
que el Estado no haga pactos con quien entienda reúna las condiciones en esta
materia. Creemos que se necesita una estructura organizativa, tiempo, sólida
formación y una cabeza visible con quien sentarse a pactar y alguien que le
responda al Estado por los documentos generados, fruto de estos matrimonios.
Pero siendo sensatos no todos los que dicen ser pastores y
pastoras de la noche a la mañana, creando iglesias nuevas sin depender de nadie
y sin estar organizados, al menos en los concilios evangélicos conocidos, se le
puede otorgar una responsabilidad tan grande como la de casar con implicaciones
legales en un país donde tanta gente se casa por negocio para poder viajar a Estados
Unidos. Y nuestros hermanos evangélicos no tienen mecanismos para impedir que
el que quiera formar su iglesia y proclamarse pastor lo haga. Aquí caben
desde gente seria, artistas, médicos etc., pero también narcotraficantes como
el fundador de la iglesia “Jesús es mi Patrón” que hace 14 años lo recibimos
preso en La Victoria, por traficar con drogas dentro de su templo y el que en
fecha reciente en la zona oriental se proclama pastor y está acusado de violar
diversos niños. La lucha no es contra la Iglesia Católica, la lucha es
demostrar capacidad y garantía de orden para asumir esa responsabilidad. Si sus
pruebas de controles y confiabilidad en esos documentos no convencen al Estado
Dominicano, no culpen a la Iglesia.
Un
ejemplo de orden y celoso resguardo de estos documentos, en la Iglesia
Católica, es el acta de bautismo de Francisco del Rosario Sánchez, que en el
libro 26 de la Catedral de Santo Domingo, en el folio 152 en fecha 18 de marzo
de 1817, tenemos la información de que el que sería después uno de los padres
de la Patria, era hijo Natural de Olaya del Rosario de Belén, que ésta era
parda libre, en momentos que muchos eran esclavos. Y esta acta tiene la nota de
que el 21 de marzo de 1819 esta señora se casó con Narciso Sánchez y que lo reconoció
el 20 de octubre de 1836. Igual tenemos la de Juan Pablo Duarte, sus padres, y
más antiguo, aún, contamos con registros de matrimonios de 1674.
Somos
iguales ante la ley, pero no es la ley la que les dará el respecto y la
autoridad que se ha ganado la Iglesia Católica. Pregunten, por ejemplo, por qué
la Embajada Americana y otras de Europa, sin concordato con la Iglesia, creen
más en un documento de la Iglesia que uno de una Oficialía Civil del Estado
dominicano.
En
cuanto al cuestionamiento de que hay privilegio con las exoneraciones a la
Iglesia y no así a los protestantes, hay mucha desinformación. Contrario a lo
que la gente piensa y repiten muchos comunicadores, la Iglesia Católica siendo
mayoritaria, en el año 2007 y 2008 recibió menos exoneraciones que los grupos
evangélicos. Estos datos están disponibles en la Dirección General de Aduanas.
A pesar del prestigio y seriedad de la Iglesia Católica, para cualquier
exoneración necesitamos una solicitud del obispo y la firma del señor
Presidente de la República, mientras que ellos lo tramitan muy fácil por el
Servicio Social de Iglesias con la firma del Reverendo Manuel Estrella, que
tiene rango de Secretario de Estado. Como éste, en la administración pública
tenemos al Lic. Elías Wessin Chávez, que fue diputado y ex Administrador
General de Bienes Nacionales. Cuentan con varios diputados que son pastores: el
peledeísta Carlos Peña, diputado Franjul, de Baní, por el PLD, César Cedeño
(PRD-La Romana) y otros que si bien no son pastores, son militantes en iglesias
evangélicas y luchan desde el Congreso a favor de estas iglesias.
Existen muchos militares y policías con rangos
de oficiales superiores que son pastores. Recordemos que el destituido director
del Programa de Reducción de Apagones era un pastor evangélico que había
fundado su propia iglesia. La historia nos enseñó la incompatibilidad del
ministerio sacerdotal con la de cargos políticos por eso la sabiduría lleva a
nuestra Iglesia a prohibir en el parágrafo 3 del canon 285 del Código de
Derecho Canónico nuestra participación en cargos públicos.
Por
ignorancia muchos han llegado a decir que la potestad de casar es un privilegio
del Estado a la Iglesia Católica. Nada más falso. Lo primero, la Iglesia está
casando desde alrededor de 1502 de la mano de Fray Pedro de Córdoba, que ya
enseñaba a los indios sobre el sacramento del matrimonio y los impedimentos
para contraerlo por la línea de consanguinidad. (Fray Pedro de Córdoba,
Doctrina cristiana y Cartas, Fundación Corripio, p.113, reedición de la
publicación en México 1544) . Por tanto, más de 300 años antes de que existiera
el Estado Dominicano ya nuestra Iglesia tenía y tiene registros de matrimonios.
Incluso
el Gobierno de la dominación haitiana en la Constitución de 1816 ó 2da. de
Alexandre Petion, declara oficial la religión Católica y aseguraba la
protección de sus ministros. (Sáez, José Luis, Antología de
Documentos 1493-1997 en Breve Historia de la Iglesia Dominicana, LLuberes
Antonio, Amigo del Hogar 1988, p. 72) Si esto hicieron los que nos
ocupaban, no es de extrañar que en el manifiesto del 16 de enero en 1844 los
Trinitarios hablen de que “la religión católica, apostólica y romana será
protegida en todo su esplendor como la del Estado” (Polanco Brito, Apuntes para
la Historia de la Iglesia Dominicana p. 56) ratificado por el Decreto de la
Junta Central Gubernativa del 11 mayo 1844 y la 1™ constitución del 6 de
Noviembre de ese año en el artículo 38.
También
el general Pedro Santana en su carta al Papa Gregorio XVI del 26 marzo de 1845
le envía anexo una copia de la Constitución y le manifiesta “las simpatías
cordiales de una nueva sociedad que en lo político aspira a relaciones de
benevolencia con las naciones cultas, y en lo espiritual su primera divisa es
Dios Ö” Y refiriéndose a su pedimento de Portes como nuevo arzobispo dice ” Ö y
se digne aprobar la nominación del dicho Arzobispo, el restablecimiento de la
Catedral, y darle a él u otra persona constituida en dignidad eclesiástica las
facultades necesarias para un concordato en los términos que está previsto por
el artículo 206 de nuestro pacto Ö”
(Sáez, José Luis, Op Cit, p 311).
Hoy
pudiéramos reclamar como Iglesia los derechos adquiridos por el deseo expreso
de los padres de la Patria de que en la Constitución se reconozca a la Iglesia
Católica su estelar papel en la construcción histórica de este país y no lo
hemos reclamado, por el convencimiento de que la autoridad y el respeto de la
Iglesia lo da su trabajo diario, la unidad, el orden, la disciplina y la
incuestionable seriedad en todas sus actuaciones.
Pregunten
al mismo gobierno o al pueblo quién administra mejor un hospital, si una monja,
un político o una feminista. Pregunten por qué una construcción dirigida por un
sacerdote se ejecuta con el 30% de lo que gastaría el Gobierno. El respeto a
las tres monjas dominicas de Vallejuelo en San Juan, que denunciaron a los
funcionarios de la Secretaría de Agricultura en el lugar, por corrupción con
las habichuelas y han creado un moderno sistema de cultivo para ayudar a los
pobres. La obra del Padre Luis Quinn, en Ocoa; las Hermanas Adoratrices, que
recogen todas las noches a mujeres que ejercen la prostitución y las rescatan;
las Siervas de María, que se hacen enfermeras para amanecer en las casas de los
enfermos para que la familia pueda dormir, y así podemos citar miles de casos
desde el silencio. Ese prestigio no lo da el Concordato ni los comentarios
favorables en los medios de comunicación.
Fragmento
del discurso de Monseñor Silvani en
la vega el 28 de abril 1947:
``dondequiera que domine una religión que no sea
la cristiana, la esclavitud aparece
como derecho y allí donde esta religión se debilite, la nación se
siente en la misma
proporción, meno susceptible de la libertad
general
[1] Pieter, L. (1958). Ciudad Trujillo: Transformación urbanística, social y política de la capital de la República Dominicana durante la gloriosa Era de Trujillo.
[2] García Bonnelly, J. U. (1955). La era de Trujillo, 25 años de historia dominicana: Las obras públicas en la era de Trujillo, 20 vols. Ciudad Trujillo: Impresora Dominicana.
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