lunes, 8 de abril de 2019


LA DOMINACION HAITIANA

1822-1844
Profesor. Marcos Marte

Reporte de lectura
La cuarta edición de La Dominación Haitiana 1822-1844 del reconocido historiador dominicano Frank Moya Pons.
Convertida en un clásico desde su primera edición en 1972, esta obra narra las causas que movieron al presidente de Haití Jean Pierre Boyer a invadir el territorio este de la isla, entonces colonia española, en 1822, así como lo hechos que motivaron a los dominicanos a buscar las separación de Haití y lograr su independencia en 1844.
Esta nueva edición mantiene el mismo texto que las tres ediciones anteriores y un apéndice conteniendo las estadísticas de producción de ambas partes de la isla. En su prefacio, el autor menciona que han pasado 40 años desde  que apareció esta obra por primera vez, y 35 desde la publicación de la tercera y última.
El presente informe cubre el trabajo realizado por el historiador dominicano Frank Moya Pons, en su obra La Dominación Haitiana 1822-1844, se abarcan sólo los primeros cuatro capítulos de esta tercera edición en los que figuran: a) La Invasión de Boyer (1820-1822); b) La Cuestión de la Tierra (1822-1825); c) Deuda Pública, Crisis Económica y Oposición Política (1826-1834); d) La Caída de Boyer: Conspiración y Reforma (1834-1843).


 I._ La Invasión de Boyer (1820-1822)

En este capítulo el autor relata cómo logra el presidente haitiano de ese momento, Jean Pierre Boyer, colocarse al frente del gobierno dominicano, unificando las dos islas, Haití y Santo Domingo, alcanzando este manifiesto sin oposición alguna debido a las circunstancias permitan que le brindaron esta oportunidad.

Enumera los antecedentes o causas que conllevaron a la invasión, de forma explícita y detallada; las que fueron: La falta de tierras para la producción de productos de exportación; la cuestión de repartir tierras a funcionarios de Cristóbal, que habían perdido sus propiedades tras su deceso; indivisibilidad de la isla; las pretensiones de sectores de la parte Oriental de la isla de unir a la Gran Colombia, dirigida por Simón Bolívar, encabezada por José Núñez de Cáceres; temor (por parte de Haití) a una invasión extranjera, por los franceses. Esta última, según relata el autor, fue la razón para justificar la importancia de la unidad de las dos islas para evitar volver a manos de los franceses, por el temor de que se implantara el sistema esclavista, que representaban los franceses, que fueron derrotados en el 1802, dando como resultado la independencia haitiana.

II._ La cuestión de la tierra 1822- 1825.
El 9 de febrero de 1822, Jean Pierre Boyer proclamó a Santo Domingo como territorio haitiano y en ese momento no hubo una fuerza social capaz de resistir a los invasores. A pesar de varios intentos, José Núñez de Cáceres no pudo Convocar suficientes ciudadanos para formar al menos un ejército improvisado con que defender la soberanía.

Las medidas agrarias de Boyer lo que hi­cieron fue precipitar y profundizar un pro­ceso que se estaba desarrollando desde ha­cía mucho tiempo, que era la formación del campesinado propietario como sector social fundamental del país.
Las medidas de Boyer no fueron extre­madamente revolucionarias en la parte es­pañola en la medida en que gran parte de la población tenía acceso a la tierra, pero sí fueron suficientemente revolucionarias en la medida en que implicaban la plena pro­piedad del campesino y la erradicación de los lazos de dependencia personal y econó­mica frente a la clase dominante de parte de los esclavos, los libertos y los campesi­nos en general. 0sea, a partir de Boyer la tierra dejó de ser un monopolio de la clase dominante para aprovechar el plus producto generado por los productores directos, fue­ran libres o esclavos.
Esto implica que los cambios socio-económicos producidos con la ocupación haitiana fueron mucho más allá de la abolición de la esclavitud (contra­riamente a lo que dice la historiografía tra­dicional que considera como la única medi­da innovadora de Boyer la abolición de la esclavitud), creando las bases del sistema agrario que todavía en nuestros días man­tiene gran importancia.
El sistema agrícola que implantó Boyer en el país se basaba en el que años antes ha­bía introducido el presidente Pétion en Sur de Haití, el cual consistía en la repartición en plena propiedad de las tierras a los cam­pesinos. Claro que hubo diferencias sustan­ciales entre Haití y Santo Domingo como es el hecho de que en Haití ese sistema sir­vió para darle base económica a la minoría de funcionarios y de altos oficiales, mien­tras en la antigua parte española se aplicó con un criterio bastante igualitarista, exclu­sivamente a cultivadores pequeños. A la larga, mientras este sistema en Haití supuso la total erradicación de las plantaciones y preparó las bases desde muy pronto del mi­nifundismo que aislaba al campesino del mercado, en la parte española esa reparti­ción de tierras se hizo sobre propiedades más grandes porque había más recursos de tierras vírgenes y dinamizó el auge de la producción agrícola, principalmente la des­tinada al mercado.
Juan Bosch afirma que Boyer ocupó la Parte Española de la isla por la necesidad que tenía de repartir tierras entre sus oficiales,      ya que en Haití carecía de ellas. La primera medida del gobernante haitiano fue abolir la esclavitud, después puso en vigor un Código Rural por el cual los dueños de las tierras tenían que hacer contratos con los trabajadores, quienes no podían salir sin el permiso de los propietarios. Sin embargo, su medida más negativa fue que bajo el pretexto de una ley del 8 de julio de 1824 sustrajo tierras a los hateros y finqueros.
Según ese autor, la manifestación de las verdaderas intenciones de Boyer surgió en el mismo momento en que tierras de los grandes propietarios pasaron a manos de los jefes      de Haití, cuando los sacerdotes perdieron sus rentas y la propiedad de sus casas, conventos y monasterios.

III.- Deuda Pública, Crisis Económica y Oposición Política (1826-1834).
Por otra parte la obligación de la Ordenanza de 1825 el estado Haitiano tomo una decisión que traería graves consecuencia; en su afán por lograr el reconocimiento de Francia, y de esta manera asegurar su independencia, acepto pagarle 150 millones de francos. Esta suma debía ser pagada en cinco años. Haití no tenía los recurso para llevar a cabo loa pagos. Para tratar de solventar la deuda, Boyer tomo dos medidas:
-El establecimiento de un impuesto extraordinario a la parte Este.
-La aplicación de un Código Rural para reactivar la producción agrícola.
Por esta razón no se hizo esperar el disgusto y en la parte Este la primera persona que protesto fue el general Borgella, comandante de Santo Domingo, “sin calcular- dice Ardouin-, lo que la autoridad de su palabra podía tener de influencia sobre el espíritu público” sin embargo no cabe duda que el general Borgella siempre demostró ser fiel a Boyer mientras este era gobernador  en Santo Domingo. Pero los conspiradores de este complot era para derrocar a Boyer y colocar en su lugar Borgella que contaba con mucho prestigio y poder de la isla. Esta conspiración fue descubierta y los cabecillas fueron juzgados y ejecutado.
Esto no quedo aquí muy pronto se hizo esperar presente el disgusto de los dominicanos, el arzobispo pedro Valera se negó a recibir sueldos del tesoro de la república y considerarse ciudadano haitiano, declarándole al presidente Boyer que era súbdito del rey de España.
Por esta razón desde el inicio de la dominación haitiana el descontento dominicano se manifestó. En 1824, los sectores hateros, encabezados por el cura Pedro Gonzales, llevaron a cabo la llamada conspiración de los alcarrizos, con la que pretendían establecer el dominio español. A medida que se acentuaba la crisis y el gobierno de Boyer se hacía más autoritario, el descontento de los dominicanos iba en aumento. El intento de hacerlos pagar el impuesto. Para la deuda con Francia, cuando la mayoría sentía que este solo debía ser pagado por los haitianos, genero gran resistencia malestar.
 De igual manera Boyer en su unificación nunca tomo en cuenta las diferencias que existen entre dominicano y haitiano. Tan pronto dio fin a las conspiraciones, Boyer decidió romper con el aislamiento diplomático y con el bloqueo y el bloqueo comercial que venían aplicando las grandes potencias contra la joven Republica de Haití.
El fracaso del Código Rural y la crisis ya francamente progresiva de la economía hai­tiana en los años 30 hizo aparecer entre la clase dominante haitiana y ciertas capas medias de la población una oposición libe­ral al régimen de Boyer. Esta oposición se nucleó en torno a la Cámara de Diputados que era el único organismo producto de elección popular indirecta ya que el Senado era nombrado por medio de ternas enviadas por el presidente y el presidente era nom­brado por el Senado, con lo que se comple­taba un círculo vicioso que garantizaba la perpetuación del régimen dictatorial de Boyer.
Por otra parte, el presidente tenía ple­no poder para designar a los principales funcionarios del Estado. La Cámara de Re­presentantes, no obstante ser el organismo de elección popular, tenía poderes legislati­vos mucho más reducidos que los del Sena­do y por esto, a pesar de la oposición que se cre6 en ella Boyer pudo seguir gobernan­do imperturbablemente. En cada nueva le­gislatura la oposición lograba una mayor re­presentación en la Cámara y su pugna con las medidas de Boyer se hacía más radical, Invariablemente Boyer lograba la expulsión anticonstitucional de los diputados oposito­res
Por esta razón la cámara de Diputados tenía fuertes y violentos debates políticos con Boyer a partir de agosto de 1833 cuando expulso de la cámara de diputados a dos miembros de la oposición.
IV._ La caída de Boyer 1834-1843
El 16 de julio de 1838 Juan Pablo Duarte fundó la sociedad secreta “La Trinitaria” con intenciones de independizar el país. Los primeros miembros fueron Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau, Juan Nepomuceno Ravelo, y Juan Pablo Duarte. Esta asociación incluía el lema “Dios Padre Libertad”. 3) La filantrópica; agrupación creada por los trinitarios con el fin de presentar obras de teatro y piezas musicales con la intención de despertar un espíritu crítico en la población hacia la ocupación haitiana.

Puestos en contacto los conspiradores de la Reforma Haitiana con los conspiradores de la Separación Dominicana, se inició el plan para derrocar a Boyer, quien llevaba 25 años como gobernante de Haití, y 21 años gobernando a los dominicanos. La revuelta militar se inició en Praslin, una finca perteneciente a Charles Herard, quien contaba con el apoyo de hombres experimentados en asuntos públicos y con algunos de los cuales se formaría un gobierno provisional. El derrocamiento de Boyer se produjo en marzo de 1843, después de algunos choques armados.
Se creó además un ambiente de tensiones, de denuncias, de sospechas. La posición de los autonomistas originó debates entre dominicanos y haitianos. Estos últimos comenzaron a evidenciar que la unidad insular estaba en peligro. Para mediados de 1843, no sólo la agita-ción separatista publicaba todo tipo de documentación anti haitiana, sino que inclusive muchos trinitarios salieron triunfadores en las elecciones municipales, y trabajaban abiertamente contra la dominación que llevaba casi 22 años. La movilidad de los separatistas y en especial la de los Trinitarios le fue denunciada a Herard, quien decidió supervisar la zona dominicana, y quien al Ilegal a Dajabón descubrió que pese a los esfuerzos del predominio haitiano, los habitantes del Este seguían manteniendo su idioma y sus costumbres. En Santiago se inició la persecución de los Separatistas con el arresto de numerosos patriotas. Después continuó en Macorís y Cotuí donde Ramón Mella fue hecho prisionero.
 El 16 de julio de 1838. La sociedad   quedó instalada en casa de  Juan Isidro Pérez, la cual estaba localizada frente a la Iglesia del Carmen; su propósito era  separar la parte oriental de la Isla Española de la República de Haití y crear en ella un estado libre y soberano. Los ideales de los trini-tarios se basaban  en la doctrina cristiana y en ideas de igualdad   traídas por su fundador desde Europa.
Predicaban   que en el nuevo estado  las únicas diferencias que serían  aceptadas entre los hombres, serían las que derivan de las virtudes y los talentos; relegando así las  injusticias históricas  a un doloroso pasado que sólo perduraría en el recuerdo. Con el fin de recolectar fondos para la causa emancipadora y de crear espíritu público, los Trinitarios crearon la Sociedad Dramática “La Filantrópica”.  Esta sociedad  montaban obras teatrales alusivas que de algún modo resultaban aplicables a los opresores, así se esparció por todo el país la idea de la Independencia.
En marzo de 1843 el Movimiento La Reforma, liderado por el general Charles Herard, dio término al gobierno de Boyer quien llevaba 25 años gobernando la República de Haití y 21 años a los Dominicanos, acontecimiento que aprovecharon los patriotas para acelerar los preparativos de la independencia.
La información filtrada de labios de apátridas llegó a oídos del presidente Herard, quien se apersonó en la ciudad de Santo Domingo e inició una tenaz persecución en contra de los revolucionarios; siendo arrestado para luego ser liberado Matías Ramón Mella Castillo. El  líder del movimiento Juan Pablo Duarte  se vio forzado a partir en una goleta rumbo a Saint Thomas, razón que le impidió asistir a la noche de la Independencia, quedando el grupo bajo el liderazgo de Francisco del Rosario Sánchez.
V._ El Fin de la Dominación Haitiana 1843-1844
Después de algunos combates importantes en la zona sur de Haití a inicios de 1843, el movimiento de la Reforma aplastó toda la resistencia de las fuerzas del régimen de Boyer. Se estableció en Port­au-Prince un gobierno provisional bajo la dirección del jefe militar de la Reforma, Charles Hérard (Riviere). El gobierno de la Reforma representaba a los diversos secto­res que se opusieron en los últimos tiempos al régimen de Boyer pero tuvo que respetar gran parte de la maquinaria política y sobre todo militar del régimen caído por lo cual en Haití se inició un proceso de crisis polí­tica aguda.
Las fuerzas enemigas del nuevo régimen eran muy poderosas, las principales de las cuales residían en la oposición del grupo de raza negra de la clase dominante haitiana al predominio del grupo de los mu­latos (que se había incluso fortalecido con la caída de Boyer), las aspiraciones autono­mistas en el Norte (entre partidarios del an­tiguo rey Christophe), entre los partidarios del derrocado presidente Boyer dentro y fuera del gobierno y por último en una oposición de sectores liberales que inicial­mente apoyaron a Hérard pero que se dis­tanciaron de él al adoptar éste formas des­póticas de gobierno similares a las de Bo­yer. En este marco de crisis política e insti­tucional del Estado Haitiano los dominica­nos se plantearon la posibilidad de la inde­pendencia en tal forma patente que Hérard tuvo que abandonar los asuntos haitianos por un tiempo para marchar con una tropa de varios miles de hombres en un desfile in­timidatorio por las principales regiones do­minicanas a mediados de 1843.
En la marcha por la parte Este, Hérard se dedicó a arrestar a los principales sospecho­sos de conspirar para la independencia do­minicana. En las ciudades de Santiago. , Macorís y Cotuí procedió al arresto de importantes activistas, conservadores y libe­rales, de la causa de la independencia.

En Santo Domingo la persecución estuvo toda­vía mucho mejor orientada ya que el grupo decisivo en la lucha por la independencia, que eran los trinitarios, era bien conocido por Hérard por el hecho de haber tornado activa participación en el movimiento de la Reforma así como por llevar una propagan­da bastante abierta en los tiempos más re­cientes, la que tuvo por punto culminante las elecciones municipales de Santo Domin­go que fueron ganadas por los trinitarios contra los conservadores dominicanos y contra el grupo de liberales haitianos. Por eso, desde que las tropas de Hérard se apro­ximaron los líderes trinitarios r>procedieron a ocultarse y aun así con posterioridad se produjeron numerosos arrestos.

Con su llegada a la ciudad de Santo Do­mingo Hérard procedió a disolver la Junta Municipal y a desarticular la oposición acti­va al dominio haitiano. Después de unos días de estadía juzgó que las cosas estaban en orden y regresó a Haití, escenario básico de sus problemas gubernamentales. Por otra parte Hérard procedió a la reorganización de la guarnición concediendo un poder de­cisivo al comandante militar, Desgrottes, y enviando hacia Haití a los regimientos 31 y 32 que eran las tropas de la capital com­puestas por dominicanos, sustituyéndolos por regimientos haitianos. A consecuencia de la nueva situación varios de los principa­les líderes trinitarios tuvieron que abando­nar el país, entre ellos Duarte, y el resto tu­vo que ocultarse o cayó en prisión. En ge­neral el movimiento trinitario se vio desor­ganizado con la ofensiva de Hérard y éste regresó confiado a Port-au-Prince.




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