ENSAYO DEL PENSAMIENTO POLITICO DE
FEDERICO GARCIA GODOY
Profesor.
Marcos Marte
FEDERICO GARCIA GODOY
El ensayo que se presenta a continuación, tiene como propósito hacer una síntesis enmarcada en el pensamiento político que sentaron los primeros antecedente escrito del ilustres vegano Federico García Godoy y de igual manera dieron un cambios agregado a la historia, con la crítica literaria. En los más importantes periódicos y revistas nacionales y publicaciones extranjeras de renombre acogieron de sus producciones durante más de 40 años. En contra de las tropas norteamericano, este individuo trajo grandes cambios, nuevas cultura, creencias e ideas para el progreso del supuesto nuevo América.
Así mismo la historiográfica dominicana revela que desde el inicio de la república héroe anónimo han contribuido significativamente al proceso del desarrollo político dominicano. A pesar de ello, su rol principal no aparece en la historia del país. La des valoración de estos hombre en la historia dominicana, se puede señalar la influencia de la iglesia católica, los valores marcadamente tradicionales con aspecto de los roles jerárquico, un sistema político excluyente y una política autoritaria y androcéntrica.
Ahora bien, una característica de la escena política mundial, en los últimos siglos, es la existencia de la soberanía de los estados como un componente esencial. Por definición, soberanía denota exclusión completa de los estados en los asunto interno de otros.
Por otra parte importante obra, en su segunda edición, cuenta con el privilegio, de un magnifico prólogo, escrito por Juan Bosch. Leer el “derrumbe” de Federico García Godoy sin una lectura pormenorizada del mencionado prólogo, es dejar de ver una fotografía amplía en la que se enfocan todos los detalles del libro.
Sin embargo, el intervencionismo ha sido. En practica, una característica común de la política internacional, provocada por la solicitud de apoyo a potencia exteriores, efectuada bien por elemento disidentes a la política de un gobierno, o bien por su propio gobierno en lucha en contra elementos disidentes en estados concretos que solicitaban y frecuentemente recibían ayuda del exterior.
Federico García Godoy, fue cubano de nacimiento y dominicano de corazón. Hijo de Federico García Copley y Josefa Godoy, su primer vagido lo anuncia a la vista de Santiago de Cuba el 25 de Diciembre de 1852, época en que los patriotas cubanos luchaban por independizarse de España. Con motivo de los acontecimientos revolucionarios que irrumpieron en Cuba el 10 de Octubre de 1886, cuando el General Carlos Manuel de Céspedes, secundando las revueltas acaudilladas por el General Joaquín Agüero y el patriota Amanteros lanzó en el Ingenio de La Damajagua el grito de Guerra Separatista, la familia García Godoy vino a residir a la ciudad de Santo Domingo de Guzmán.
De Igual manera el futuro prócer de las letras nacionales tuvo como verdadero maestro a su padre, profesor y literato de méritos indiscutibles. En cuanto a idiomas extranjeros, sus estudios los hizo en el Colegio San Luís Gonzaga
Por otra parte después de haber residido en Puerto Plata y Santiago, en dos de los periodos en que su juventud vigorosa se iniciaba en el conocimiento de los problemas culturales, se instala en La Vega, ciudad en la cual contrae matrimonio con la señorita Rosa Ceará y procrea familia. En esa ciudad, medio propicio a todas las efusiones de la inspiración por el embrujo de sus paisajes y la hidalguía y hospitalidad de sus moradores, erige su belvedere, levanta su antena y entre el fragor de las luchas partidarias que tanto han menoscabado nuestro desarrollo histórico, capta las múltiples proyecciones de la cultura
De modo que Federico García Godoy, no sólo defendió con honra la aglomeración de la cultura dominicana, sino también contribuyó a forjarlo con clara inteligencia y adecuada interpretación de nuestras grandezas y miserias. Si su obra no estuviese enaltecida por ideas estéticas y positivistas que enriquecen el acervo de las letras nacionales, dos razones existen para estudiarla con verdadero respeto; el patriotismo que iluminó su vida y el entusiasmo generoso que inspiró su lucha por el ideal en la noche de nuestras discordias civiles.
Así mismo en la redacción del “EL PUEBLO”, periódico que se editaba en La Vega en el transcurso de los años 1896-1899, actuó como gran decoro; y como director del “EL DIA”, diario de esa misma ciudad, defendió con coraje en plena intervención norteamericana, los intereses cívico del pueblo dominicano
Por consiguiente como hombre de carne y hueso, Federico García Godoy no se apartó de lo humano, aunque en su espíritu el germen de lo divino. Frente a la religión, sin ser librepensador, no concibió el sentido ortodoxo de la fe católica, pero en cambio su vida estuvo inspirada por una sincera admiración a la Excelsa Figura que alienta y vivifica el sentimiento cristiano.
Así mismo por desgracia, Federico García Godoy llevándose en su alma la tragedia del imperialismo estadounidense. Desparramando entonces como un vendaval sobre las tierras en la América Hispana. El sólo supo de las prácticas anti diplomáticas de los Ministros Russell y Sullivan, partidarios declarados de la fuerza; la misma fuerza que declara fuera de la Ley y destruye su obra “EL DERRUMBE”, grito de próstata de un hombre herido por las cadenas de la esclavitud.
Por esta razón, cuando en su hogar de La Vega, cae titán en brazos de las percas con un libro abierto entre sus manos, el 12 de febrero de 1924, no había experimentado los sacudimientos emocionales que a todo buen hispanoamericano produjo la Política del buen vecino, felizmente desarrollada por el Presidente Roosevelt. Él se marchó para siempre con la garganta ardida aún por la efervescencia patriótica de sus conferencias y discursos del “Teatro La Progresista” verdaderas cátedras de dignidad nacionalista y de coraje cívico
De igual manera como crítico, Federico García Godoy fue generoso siendo justo en la apreciación y transigente sin dejar de ser sincero con sus propias convicciones. Su crítica era orientada a juzgar la vida y la obra de los grandes hombres. Dijo cuanto considero menester, sin incurrir en la gravedad del término enfático. Observó lo grande del pensamiento dondequiera que éste se columbrase, con visión universal. Partiendo de la según la cual toda crítica es la respuesta de un espíritu a otro espíritu que ha logrado excitar la atención reflexiva a avivar notablemente la sensibilidad, la hace radicar en un impresionismo personalista tanto más valioso, cuanto mejor refleje los sentimientos experimentados al correr, viajero de emociones imprevistas.
Por consiguiente tuvo las dos orientaciones supremas que inspiraron todos los actos de su vida espiritual; la verdad y la belleza. Ante la primera vivió su pensamiento en perenne sumisión; ante la segunda vibraron todas sus fibras sensoriales, como si el coraje del sentimiento, sublimándose en el éxtasis, fuese capaz de dar a plenitud la sensación de lo infinito
Así mismo entre las muchas cosas desconocidas ignoradas por la mayoría de los dominicanos de García Godoy, es su aspecto filosófico. Publico varios trabajos de esta índoles en revistas y periódicos, entre estos trabajos unos de los más impotentes recuenta “El Bergsonismo”. “Hora de Estudio” y “La Religión de la Humanidad “Solamente Armando Cordero, se ha hecho eco de ello, en su libro “Panorama de la Filosofía en Santo Domingo”, 1962, cuando dice
“Al lanzar los cimientos de sus conceptos en el surco de la crítica
filosófica, tan difícil de fecundar, solamente estos propósito tuvo;
ofrecer a la juventud orientaciones sanas, justas y bien intencionadas”.
Por esta razón el nacionalismo sustentado por Federico García Godoy, al conjuro del Americanismo Literario difundido por José Enríquez Rodó, Manuel Urgarte y Rufino Blanco Bombona, culmina como un nacionalismo de acción política”, expresa, Armando Cordero.
“Desgraciadamente, su pensamiento aún hoy no ha sido comprendido por
una gran parte de la población pensante dominicana, quizás porque aquellos
que han tratado de penetrar en su cerebro a través de sus obras, sólo se
han quedado en su cuerpo cabelludo”.
Por otra parte su participación en la vida pública fue escasa. Se recuerda que fue diputado al Congreso Nacional por La Vega. Fue, en cambio, promotor de varias organizaciones nacionales festivas y culturales como Patria (1906). Su autorizada voz se dejó oír en momentos decisivos para la vida institucional de la República; tal como sucedió durante la intervención militar norteamericana de 1916. Entonces escribió su obra El derrumbe, la que no agradó a los interventores y fue incinerada, salvándose a duras penas unos cuantos ejemplares, lo cual ha permitido su reedición reciente, a cargo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con prólogo de Juan Bosch.
Por esta razón la naturaleza de su obra, a García Godoy se le ha catalogado como el "fundador del nacionalismo literario dominicano". Por los temas que aborda en ella no sería aventurado situarlo entre los críticos mejor dotados que produjeron la literatura hispanoamericana en las postrimerías del siglo XIX y las primeras décadas del XX. La calidad de su producción está avalada por el dominio de los imperativos de la crítica literaria moderna, sin encasillarse en valoraciones dogmáticas, pero sí a centrada en un eclecticismo que le permite una versátil visión estética sin caer en prejuicios excluyentes.
Así mismo Juan Bosch, Jaime Domínguez, prologuistas y la insistencia por otra mirada que nos pide, Adonis Martínez, Me han dado la rica oportunidad de casi sentir, en la narrativa de Federico García Godoy el dolor que experimento como testigo del momento de la primera invasión Norteamericana, en mi lectura de Frontis, portal del Derrumbe, pude percibir un hondo patriotismo, pero, se trata de una obra criolla, patriótica y política, su autor, nos habla en: Reformas, de los cambios que en esa época ya se proponían y menciona a Mariano Cestero, Américo Lugo, Moisés García mella y otros, se refiere al centralismo y a las falsas instituciones democráticas.
Ahora bien en la parte de la invasión trae a colación figuras como el presidente Jiménez, Desiderio Arias y al comandante Carpeton. Mi síntesis es que quien estudia la política Dominicana tiene que releer varias veces “El Derrumbe”. Y se entenderá que aún hoy muchos viene a la capital a pescar una hicotea y porque hoy todavía se dice: “Estoy majareteando tal cosa”.
“Fragmento del derrumbe” como corona de tales deficiencias, flor negra y pestífera, la corrupción más envilecedora y disolvente. Profesionales, artesanos, agricultores, impulsados acaso en el primer momento por un sano y noble propósito de bien público, dejaron sus respectivos honrosos medios de vida para en puestos diversos contribuir a la pacificación del país; pero poco a poco, insensiblemente, se fueron aficionando a una vida que les permitía el disfrute de goces de cierto género, la voluptuosidad del mando, los halagos de la vanidad, y ya por ningún concepto quisieron volver a las asperezas de sus antiguas respectivas faenas. Se convirtieron en políticos profesionales prestos a todas las humillaciones, a todos los servilismos, a cometer todas las crueldades que se les indicase de lo alto, con tal de no abandonar una vía que fácilmente podían alcanzar la satisfacción de menguados apetitos personales. Y como el mal ejemplo consagrado por el éxito es siempre contagioso, el número de políticos que pretendía sostenerse holgazanamente del presupuesto fue siendo cada vez mayor.
Crearon se, para satisfacer tales demandas, nuevos innecesarios puestos públicos. Y el ansia desbordante de lucro y de rapiñas, la oleada de la corrupción fue creciendo, creciendo como gigantesca inundación que amenaza cubrirlo todo con el empuje desordenado e incontrastable de sus aguas. Los que derrochaban una fortuna ganada en la política, no se resignaban a volver a su bufete profesional o al taller hacía tiempo abandonados, sino que tornaban con nuevos mal empleados bríos a reponer lo perdido buscándolo siempre con relativo éxito en el fondo de las esquilmadas arcas públicas.
“Lo anterior fue escrito hace casi un siglo por Federico García Godoy y está contenido en una obra intitulada, El derrumbe, prohibida y quemada por los invasores norteamericanos de la primera intervención de 1916-1924 y que posteriormente prologaría Juan Bosch”.
Por otra parte me voy a tomar la libertad de manera de conclusión de un pequeño recuento desde mi humilde análisis de otra realidad, lo único que ha hecho es recrear viejas tesis pesimistas sustentadas en el siglo pasado por aquellos dominicanos que provistos de una mentalidad colonialista sostenían que nuestro pueblo era incapaz de labrarse su propio destino sin la ayuda de una potencia extranjera. Con estos lo único que es tratado es resucitar con nuevos matices expresivos las tesis pesimistas asumidas por los más connotados representantes del pensamiento social de principio de siglo (Francisco Moscoso Puello, José Ramón López, Federico García Godoy, entre otros.) y que la literatura sociológica dominicana ha recogido bajo el nombre de: “pensamiento nacionalista”
De igual manera entendemos que Buenaventura Báez cuando en enero de 1844 sometió al rey de Francia un proyecto (PLAN LEVASSEUR) para el establecimiento de un protectorado francés en la parte oriental de la isla de Santo Domingo a cambio de que Francia otorgara la ayuda necesaria para lograr la separación dominicana de Haití.
Así mismo Pedro Santana cuando en 1861 anexó nuestra República a España, argumentando que los dominicanos por sí solos no estaban aptos para garantizar la independencia y enfrentar a nuevos invasores haitianos.
Por otra parte Francisco Moscoso Puello cuando en sus famosas “CARTAS A EVELINA” (1974) escribió que el hombre dominicano es un ser “turbulento y haragán, casi no sirve para nada. En ocasiones es un verdadero estorbo. Y es además, un cofre de vicios. Bailar, jugar y emborracharse y robar son sus cualidades características. Es un hombre primitivo todavía. Vive distanciado de toda idea elevada. Entregado a pasiones muy bajas. Nada le ha entusiasmado ni nada le estimula. Sólo vive para el amor y para la ratería. Tiene muchas características del mono, su compatriota más distinguido”. (Págs. 52 /53).
Por consíguete nosotros pensabas que José Ramón López cuando en su ensayo “La Alimentación y la raza” (1975) sostenía que “el campesino dominicano era un ser vicioso, violento, haragán, bruto, jugador, homicida y degenerado”.
De igual manera fácilmente se advierte que las ideas de Moscoso Puello y José Ramón López coinciden en un punto común por cuanto en ellas se expresa una visión pesimista de nuestro pueblo y una imagen despectiva del hombre dominicano.
Queda demostrado, pues, que los criterios expuestos por el autor de las cápsulas en su polémico artículo se inscriben en una corriente del pensamiento social que tuvo su raíz en el pasado siglo pero que aún cuenta con ilustres representantes, entre los que se destacan no sólo el distinguido profesores y maestrantes a quien nos hemos referido, sino también todos aquellos dominicanos que proclaman que el nuestro es un país la ideas nacionalista…
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